El legado de Quian: sobredensificación y dudosas concesiones


El alcalde de Solidaridad concesionará los servicios públicos del municipio, cuando semanas antes, en un documento público, había asegurado que podía con ellos.  A la par, ya decidió el destino urbano del municipio. El final de una administración polémica de la que pocos hablan.

Hugo Martoccia

La aprobación del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de Solidaridad y Playa del Carmen, que amplió hasta más allá del límite la capacidad de sobre densificación en ese municipio, no fue suficiente para cerrar la administración de Román Quian Alcocer.

En los últimos meses de su gobierno, el alcalde de Solidaridad decidió reconocer que el municipio es incapaz de encargarse del servicio de recolección y disposición final de la basura, e incluso de brindar alumbrado público a su gente. 

Ese reconocimiento de incapacidad administrativa y operativa es extraño, porque apenas unas semanas antes, en el proyecto de PDU, el propio gobierno había presentado un esquema de recolección de basura que era la envidia de los demás municipios.

Pero, a cambio de hacerle saber al estado que el gobierno de Solidaridad no es capaz de cumplir con sus obligaciones, el alcalde recibió un premio mayor: logró que los regidores le dieran la posibilidad de buscar, de manera “urgente”, a empresas que se queden con la concesión de esos servicios.

Román Quian, entonces, legará a sus sucesor Filiberto Martínez (un adversario político, dicho sea de paso) dos contratos de concesión para la prestación de servicios públicos y todo el destino urbano de Solidaridad.

No convendría adelantarse a los hechos, pero siempre es bueno repasar la historia.   
Las concesiones de servicios públicos en Quintana Roo tienen casi todos sus capítulos negros. Las empresas que llegan pactan su entrada en acuerdos inconfesables, y, a la larga, lejos de solucionar problemas, los agrandan aún más.

Tribasa, Aguakan, Domos…son apenas parte de una larga lista de errores y de sospechas de corrupción. Román Quian quiere sumar sus propios capítulos a esa novela negra.

 ¿Quién miente?

De manera inesperada, mientras el Cabildo y la sociedad civil discutían el PDU de Solidaridad, con la manga ancha que da para sobre densificar áreas turísticas, inundar a la  Riviera Maya de campos de golf, y desatender por completo el proceso de cambio climático, el alcalde ya daba un paso en otra dirección.  

El comunicado que el propio gobierno municipal envió es toda una declaración de principios. Dice que “se iniciarán de manera urgente los procedimientos necesarios para concesionar los servicios públicos de recolección y disposición final de residuos, a través de la operación del relleno sanitario, y el de alumbrado público”.

Y da un fundamento que es para guardar en un recuadro. El Ayuntamiento carece de la capacidad técnica, material y humana para llevar a cabo la correcta operación de estos servicios”.

El reconocimiento de la incapacidad del municipio de hacerse cargo de los servicios básicos, es copiado del argumento que utilizó Gregorio Sánchez para entregar la concesión del servicio de recolección de basura a Domos. Al final, tampoco la empresa fue capaz de cubrir el servicio, y hoy Cancún está inmerso en el mismo problema que antes, con el agravante de que no se  puede quitar de encima a la empresa.

Lo más extraño de esta súbita necesidad de concesionar el servicio público de recolección de basura en Solidaridad, es que semanas atrás el propio municipio detalló cual era su capacidad en ese ámbito, y no era desdeñable.

En el anteproyecto del PDU, en el apartado sobre la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, se explicaba que Playa del Carmen genera 540 toneladas de basura al día, que se recolectan de la siguiente manera:

* “En el barrido manual de Playa del Carmen se recolectan diariamente 50,000 bolsas con un peso de 15 kilos cada una; se cuenta con una cuadrilla de 70 personas y la frecuencia en la recolección en el centro y área turística es diaria, con un único horario que empieza a partir de las tres de la mañana. Se estima que cada barrendero recolecta tres bolsas con un peso aproximado de 15 kilos cada una. En las demás avenidas se barre los fines de semana con una cuadrilla de 20 personas, cubriendo cada barrendero unos 20 metros lineales aproximadamente”.

*”En la recolección se destinan 15 vehículos de 8 toneladas de capacidad, con caja compactadora trasera, así como dos vehículos de 3.5 toneladas de capacidad con cajas compactadoras para atender la zona turística. Para la operación de las unidades de recolección se destinan 68 trabajadores: 1 operador y 3 ayudantes por unidad. Los Residuos Sólidos Urbanos se recolectan por medio de 15 rutas, las cuales cubren de lunes a sábado las colonias, y durante toda la semana la zona turística y el centro de la población”.

Según esos datos, el servicio está cubierto. Veamos un comparativo: Cancún, con al menos 850 mil habitantes, necesita 60 camiones para cubrir sus rutas. Playa del Carmen tiene seis veces menos habitantes, y cuatro veces menos camiones, por lo cual es fácil advertir que su problema no es ese.

Y además, según el mismo documento citado, el municipio tiene un activo programa para encargarse del manejo de PET y plásticos duros; electrodomésticos; vidrios; papel, cartón y periódicos; aceite vegetal y toners y cartuchos.

Lo que se dice. La envidia del barrio.

Pudiera suceder, sin embargo, que el interés del gobierno sea concesionar su ambicioso proyecto del  “Centro Integral de Manejo de Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial de la ciudad de Playa del Carmen”.

Se trata de un proyecto instalado en 45 hectáreas que, según ambiciona, incluye “una serie de obras y planeación que van más allá de la habilitación de una celda emergente o relleno sanitario para la disposición final de residuos sólidos urbanos, el planteamiento que se propone es la instrumentación de diversas tecnologías encaminadas al acopio, separación, aprovechamiento, y disposición final de residuos”.

Se trata, en fin, del maravilloso sueño de un gran centro que procese la basura como se hace en muy pocos países del mundo.  Si esa es la idea, la concesión supera con mucho lo que este gobierno que va de salida puede hacer.

El sueño es que el manejo de los desechos algún día nos dejará recursos económicos. En realidad, la basura siempre ha dejado dinero. El problema es que sólo llega al bolsillo de unos pocos.

Se hará la luz

En un hecho inédito, el Ayuntamiento decidió también concesionar de manera amplia el servicio de alumbrado público, reconociendo que no tiene dinero para invertir en ese rubro.

Dice el comunicado oficial: “En lo que se refiere al alumbrado público, se autorizó iniciar de inmediato los estudios, dictámenes y licitación que se requiera para contar con buenos servicios de alumbrado, dado que el municipio de Solidaridad se declaró en imposibilidad de prestar el servicio por sí mismo”.

Y no es cuestión, tampoco, de olvidarse del impacto que tendrá el PDU. Lo más importante de aquél voluminoso documento (que contiene aspectos interesantes en el campo de lo teórico) es que en las próximas décadas se permitirá que se instalen 50 mil cuartos hoteleros en la Riviera Maya y Playa del Carmen, y se multiplicará por seis la cantidad de habitantes.

Como se ve con estos datos, el legado de la actual administración impactará en varios de sus sucesores. 
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