Elección Presidencial: todos los partidos políticos compraron y coaccionaron el voto


Un  reporte de la observación de la Jornada Electoral del 1 de Julio, realizado por Alianza Cívica, confirma con números y metodología, una verdad absoluta: todos los partidos políticos compraron y coaccionaron el voto en la elección presidencial, todos sin excepción.

Por: Esmaragdo Camaz

Beatriz Camacho, directora ejecutiva de Alianza Cívica, dijo en la cadena de noticias CNN en torno a este ejercicio, que durante la jornada electoral del 1 de julio hubo compra y coacción del voto por parte de los cuatro partidos políticos que postularon un candidato presidencial.

El informe, dado a conocer el 3 de Julio pasado, fue el diseño “de una muestra que excluyó zonas de alta conflictividad que pudieron poner en riesgo la integridad física de los observadores electorales”


Por ello la muestra fue realizada en los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Distrito Federal, México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Y participaron más de 500 observadores, quienes observaron casillas en base a una muestra estadística.

Camacho explica que 71 por ciento de las actividades de compra y coacción del voto corresponden al PRI-PVEM; 17 por ciento al PAN; 9 por ciento al PRD y 3 por ciento al Partido Nueva Alianza.

Esta es la gráfica del estudio de Alianza Cívica:



Es decir que, el PRI sería el partido que más coaccionó el voto, pero eso no quiere decir que los demás no lo hayan hecho. A decir por estas cifras, el PAN, el PRD y Nueva Alianza, en ese orden, fueron ineficientes en materia de compra y coacción del voto, o al menos, no tuvieron mayor capacidad para hacerlo mejor.

Esta óptica parece tan bizarra refiriéndose a una elección presidencial, pero tratándose de elecciones realizadas en México, donde los mismos vicios se han estandarizado entre toda la clase política en su conjunto, esta visión parece tener sentido.

Más todavía cuando este estudio señala que existe una relación clara entre el volumen del financiamiento y la obtención de votos, estableciendo que el partido con más dinero es el que más votos logra para su causa, tal como lo marca el reporte en su apartado correspondiente, expuesto aquí:


El dinero de las campañas políticas es determinante en los resultados electorales, por lo que al ser desproporcionada la fórmula de acceso al financiamiento (70-30), genera inequidad. Los resultados del PREP muestran una correlación clarísima con respecto al financiamiento de recursos públicos al que accedió cada partido o coalición.



 Esta gráfica que plasma la relación directa entre el monto que cada partido ejerció y el logro en materia de votos, se refiere a las prerrogativas que los partidos políticos reciben del IFE, de acuerdo a la Ley Electoral.

No incluye claro el financiamiento externo, que aunque ilegal, es también una práctica recurrente en todos los partidos políticos, tal como ha quedado al descubierto en notas informativas dadas a conocer incluso a horas de la Jornada electoral, como el pase de charola en eventos del PRI y eventos similares en el PRD, entre otros.


Otra óptica que comparte esta visión de que todos los partidos políticos compraron o coaccionaron votos el Domingo 1 de Julio, es la de Eduardo Huchim, un experto en materia electoral.

Huchim le dijo a la CNN que, la compra y coacción del voto durante la elección del 1 de Julio es resultado de la reforma electoral de 2007, pues el presupuesto que los partidos políticos destinaban a medios de comunicación, fueron ahora dirigidos a las compras del voto.

El experto se refiere a la reforma de la Ley Electoral que prohibió la compra de tiempos de Radio y Televisión para anunciar campañas electorales y en cambio, la clase política se despachó más de 5 millones de spots que son los que vimos y escuchamos en estos últimos 90 días de campañas políticas.

En ese entonces al promulgar esta ley, que a los dueños y trabajadores de los medios de comunicación les pareció improcedente, los políticos se justificaron diciendo que este nuevo esquema traería importantes ahorros a los costos de la elección, aunque en los hechos, la suma superior a 3 mil 300 millones de pesos les sigue pareciendo demasiado dinero a los mexicanos.


Es por ello que con esta suma y ya sin costos de publicidad en Radio y Televisión, los partidos políticos –todos-, tuvieron mucho dinero disponible para la compra y coacción del voto.

No es ocioso mencionar que entre los personajes que abogaron por este nuevo esquema y que votaron en ese entonces a favor del mismo, están Pedro Joaquín Coldwell, presidente del PRI y Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, estos dos últimos por cierto, ex priistas.

Ningún político sin importar a qué bando o partido pertenezca, se puede decir sorprendido por el desarrollo de este proceso electoral, pues las reglas que jugaron son las que ellos mismos elaboraron.
El árbitro electoral –IFE-, fue transformado también en esa reforma política del 2007 y fue en ese entonces cuando este organismo perdió su carácter ciudadano, pues con las reformas en cuestión, se dio entrada   los propios partidos políticos, quienes designaron a los funcionarios de ese Instituto.

Por eso –insisto-, nadie de ellos, de los políticos, se puede decir sorprendido por los resultados de un sistema que ellos mismos han diseñado, o re-diseñado, o perfeccionado.
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