Aferrado al poder: Un año después Arcila no cumple su promesa de eliminar la Gran Comisión


Por: Esmaragdo Camaz 

Un año después, Eduardo Martínez Arcila se aferra al poder. Al asumir el cargo de presidente del Congreso de Quintana Roo, este personaje prometió desaparecer la Gran Comisión, órgano que aún preside. Este modelo de poder le permite el control total de la XV Legislatura, pero sobre todo le garantiza el uso indiscriminado del dinero público presupuestado para el Poder Legislativo.  

El 14 de octubre 2016, cuando todavía era un panista opositor y el "Gobierno del Cambio" ya había ganado en las urnas, Eduardo Martínez Arcila estaba en contra de la figura de La Gran Comisión. Tanto que lo declaró en estos términos:  

“El Congreso se tiene que reestructurar y desaparecer la Gran Comisión, pues actualmente no se saca una copia si no lo autoriza el presidente”. 

Martínez Arcila hacía referencia al priista Pedro Flota Alcocer, quien presidió la Gran Comisión antes que él, con los vicios ya de todos conocidos. Un personaje emblemático del Borgefelixismo.  

El 5 de septiembre 2016 tras ser electo presidente de la XV Legislatura, Martínez Arcila respondió a reporteros todavía con la promesa de eliminar la Gran Comisión. 

¿Va a desaparecer entonces la Gran Comisión?, le cuestionaron. 

"Hemos establecido que sí y en su momento se van a presentar una serie de iniciativas para hacerlo", respondió. Pero no cumplió. 

Hoy que Martínez Arcila ya ostenta el poder y que hace uso indiscriminado de él, no ha presentado ninguna propuesta para eliminar la Gran Comisión. Tampoco nadie de su bancada lo ha hecho. Tampoco ninguno de sus diputados aliados. 

El 10 de mayo 2017 Leslie Hendricks –del PRI- metió una iniciativa al Congreso para eliminar la Gran Comisión. Pero esta propuesta difícilmente fructificará viniendo de un elemento del tricolor. Hasta hoy esta iniciativa permanece empolvada. 

Como opositor y presidente del PAN en Quintana Roo, Eduardo Martínez Arcila, explotó a placer la justificada crítica en contra de la corrupción del entonces PRI-Gobierno.  

Esta ola crítica fue un activo indispensable y definitivo para que el "Gobierno del Cambio" convenciera al electorado con la promesa de que, una vez en el poder, los panistas y perredistas no cometerían los mismos vicios de los priistas. 

Hoy Eduardo Martínez Arcila se "mueve" al estilo de los priistas. Su reticencia a desaparecer la Gran Comisión es una muestra de ello. Pero también es una promesa de campaña incumplida. Hoy también nada se hace en el Congreso si no lo autoriza el presidente. Tal como sucedió en el pasado reciente con el priista Pedro Flota.

Eduardo Martínez Arcila usa el presupuesto del Congreso a placer. Con opacidad. Sin la supervisión del público al que se supone representa. La "Transparencia" no lo ha alcanzado a él. El poder compartido en la XV Legislatura es sólo una promesa en el olvido.

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