Miles de maravillas arqueológicas de Quintana Roo en el olvido por falta de recursos


Chetumal.- Solo 13 de los 2,500 sitios arqueológicos que se consideran existen en Quintana Roo han sido abiertos al público, mientras que el resto continua sufriendo de saqueos y destrucción por el desinterés del Instituto de Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien se niega a destinar mayores recursos para la exploración, investigación, limpieza y preservación de los templos y ruinas mayas.

Esto representa que solo el .55% de las zonas donde existen ruinas se han descubierto, mientras que el resto están aún siendo investigados o en el peor de los casos no han sido ubicados, afirmó el arqueólogo del INAH, Fernando Cortés De Brasdefer.

“Yo diría que el 99.5% no está explorado, sabemos de muchos de ellos donde están y de la gran mayoría no sabemos dónde se encuentran, hay manchas en todo el estado  que no sabemos absolutamente nada pero tenemos recursos limitados y eso ya no depende de nosotros”.

De acuerdo al Registro Público de Monumentos 800 sitios se encuentran dentro de este esquema y de los cuales 13 están en operaciones, mientras que el resto en las que figuran Chakanbakán, a pesar de estar listas para ser dadas a conocer en el mundo no han podido ser abiertas por motivos desconocidos.

“Hay alrededor de 800 sitios registrados pero son miles, con la experiencia que me ha dado el tiempo aquí en más de 37 años de investigación en el campo, donde quiera que te pares hay algo incluso donde están parados”.

El investigador dijo que al tener un mayor número de sitios arqueológicos se tendría una mayor dinámica económica para diversos prestadores de servicio y para la región que demanda mayores atractivos e infraestructura para su consolidación turística.

Sin embargo la falta de recursos económicos y humanos, ha impedido que miles de ruinas mayas permanezcan ocultas bajo escombros y árboles, mientras que las que son ubicadas por exploradores particulares o personas de las comunidades rurales prácticamente las saquean para comercializar en el mercado negro cualquier tipo de antigüedad de la cultura maya. 
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