La rebatinga por el voto corporativo y el desprecio por el voto abierto (Parte II)


En México, donde el promedio de participación ciudadana en las contiendas electorales del interior de la República es del 40 por ciento, porcentaje que corresponde básicamente al voto corporativo, el sufragio de la población abierta es un bocado apetitoso para cualquier candidato, y aunque hay registro de casos exitosos que supieron llegar al voto abierto, también hay grandes riesgos para quienes lo intentan.

Por: Esmaragdo Camaz

EL CASO BERNARDO DE LA GARZA

Un caso extremo de campaña dirigida al voto abierto sucedió en el proceso de elección presidencial 2006 en México. Un candidato gris e intrascendente se levantó en apenas días sobre las preferencias electorales con un spot de televisión muy sencillo en su concepto y realización, pero con un potente mensaje basado –otra vez-, en conceptos que el gran público quería escuchar.

Es el caso de Bernardo de la Garza, el actual titular de la CONADE, quien contendió en 2006 como candidato a la presidencia de la República, por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).


Su lanzamiento como candidato en ese entonces fue toda una sorpresa para la mayoría de los observadores y analistas de la política, pues este personaje era en ese entonces un perfecto desconocido en la escena de la política nacional.

Aunque para otros observadores, quizá más agudos, de la Garza era sólo una pantomima para que llegado el momento, sirviera a una alianza PVEM-PRI que parecía inminente, no obstante que seis años atrás, en las elecciones del 2000, el partido verde se coaligó para llevar a Vicente Fox al triunfo.

Pero en cualquiera de estas dos ópticas, lo cierto es que de la Garza, entonces de 36 años, sorprendió a todos a partir de un spot de televisión que “alguien” con una simpleza magistral, le diseñó para un breve discurso de un párrafo que caló hondo entre la audiencia apenas ésta se percató de él.

En ese spot, Bernardo de la Garza se deslindaba del estereotipo del político, es más, se aceptaba como falto de experiencia política, si ésta significaba la corrupción y la transa. En pocas palabras, el candidato no era un político. Esa era la esencia del mensaje.


Aquí el texto:

“Hola soy Bernardo de la Garza, dicen que me falta colmillo y experiencia, si experiencia es robar no tengo, si colmillo es verte la cara prometiendo y no cumpliendo tampoco, ¿y tú quieres como Presidente a un experimentado y colmilludo político o alguien que como tú, quiere un México mejor? Bernardo por un México limpio y exitoso”.

La imagen del spot era por cierto muy simple. El candidato en el jardín de su casa, vestido informal, siempre mirando firmemente a la cámara.

El mensaje del candidato era dirigido a las masas, es decir, a la población abierta, no a los grupos corporativos. Ese fue, junto con el contenido del mensaje, lo que le dio en horas, tanto éxito al PVEM.

Fue tan contundente el impacto, que de la Garza ascendió en menos de una semana a las preferencias electorales y tuvo que ser bajado de la campaña días después, cuando anunció su dimisión para apoyar al candidato del PRI, Roberto Madrazo Pintado, como parte de la alianza que el PVEM signó con el tricolor.


Las críticas para de la Garza no se hicieron esperar, pues su adhesión a Madrazo Pintado era una clara incongruencia con el mensaje difundido en ese impactante spot que tanto y tan rápido éxito le prodigó.

De la Garza renunció dos meses después a la campaña de Madrazo Pintado, se retiró también del PVEM y se fue a refugiar al PAN, resultado de la presión generada por el desencanto popular.

Este caso es una clara ilustración de cómo una campaña dirigida al gran público y no al voto corporativo, pulveriza en horas a cualquier contrincante político, aunque también ilustra que un político no puede sustraerse de su origen o del grupo al que pertenece, pues éste lo ha impulsado y gracias a él ha podido alcanzar la palestra que le permite exponer su oferta electoral.

Dicho de otra forma, un político no puede escupir para arriba.

LA INDEPENDENCIA DE LOS MEDIOS DIGITALES

Por cierto que en ese 2006 cuando sucedió este caso, las redes sociales no eran todavía una opción. Llegar al gran público sólo era posible a través de los medios convencionales, con los muy altos costos económicos que esto representa.

Hoy, los emisores de mensajes, entre ellos lo políticos, cuentan con una gran gama de medios masivos. Y aunque entre los medios convencionales y los de Internet hay diferencias y similitudes, hay dos constantes necesarias de análisis para hacer uso de estos medios.


AUDICIENCIA CAUTIVA.- Los medios convencionales (Radio, Televisión e Impresos), cuentan con amplia barra de programación, en su mayoría entretenimiento, que mantiene casi permanentemente el interés de la audiencia.

Una vez logrado y entendido esto, los personajes de la política insertados en esa programación, se benefician de esa audiencia, y aunque la mayoría de los espectadores no gustan de la política, muchos de ellos no obstante, son receptores del mensaje del político en cuestión.

Pero en los medios de Internet las cosas son totalmente distintas. Absolutamente diferentes. Para entenderlo, se requiere analizar las audiencias de acuerdo a cada plataforma o servicio, enumeradas de la forma en que son más usados por el público.

Correo Electrónico.- Este es el medio más efectivo en la Red. Está probado que la totalidad de las personas que reciben un mail al buzón o buzones que usan con regularidad, se percatan del asunto del correo.

Al menos el 90 por ciento de los usuarios revisan el contenido de sus correos, salvo en casos que les parecen dudosos, fraudulentos, o que contengan virus.

En este sentido, la audiencia cautiva es infinita, pero beneficiarse de ella depende directamente de contar con las bases de datos adecuadas para llegar al mercado meta.


Redes Sociales.- Ocupan el segundo lugar como plataforma más usada. Es el medio más personalizado. Salvo casos excepcionales, como las grandes superestrellas del espectáculo, los medios, los deportistas y otras grandes personalidades, entre ellas muchos políticos, las redes sociales sirven para el intercambio de información personal en la búsqueda –en la mayoría de los casos-, de más amigos.

El activismo social, más que político, también es ya uno de los temas que están invadiendo las redes sociales.

En las redes sociales, las audiencias son en la mayoría de los casos, muy específicas, pues sus usuarios están muy interconectados por intereses mutuos.

Sitios Web.- Existen millones de sitios en Internet. Algunas fuentes hablan hoy de miles de millones de sitios. Cierto o no, todos saben que encontrar en la Red un sitio puede ser como buscar una aguja en un pajar. La gente busca en Google más los temas, que los sitios.

Pero en cualquier caso, los sitios de Internet (páginas web) funcionan un poco parecido a los medios convencionales. Son generadores de contenidos, aunque eso sí, en temas muchos más variados y a veces especializados en comparación a los medios masivos de antes.


En todos los casos, un sitio de Internet exitoso es aquel que logra mantener su audiencia cautiva a través de la permanente producción de contenidos que gustan a su mercado meta.

Sin ésta condición, es difícil que un sitio web pueda contar con una audiencia importante si carece de estos elementos.

CONTENIDOS.- En cualquier medio masivo, ya sea en los convencionales o en Internet, los mensajes y contenidos van dirigidos a mercados específicos, como las películas, las telenovelas o la pelea de box para quienes gustan de este deporte, o los programas de análisis político, para quienes gustan de este sector.

Pero adentrándonos en cada uno de los géneros de estos contenidos, que pueden ser infinitos, pues todo el tiempo surgen nuevos formatos y otros modificados, los contenidos todos, tienen un elemento común que es la fórmula para lograr el interés de la audiencia.

Este elemento es el conflicto.

Es un elemento contendido en la literatura universal. Es también un elemento inherente al ser humano y es también, como en la vida misma, un motor de movimiento.

En las películas, que son historias, también hay siempre un conflicto sobre el que ronda la historia; en las telenovelas el conflicto es parte central; en los deportes, como la pelea de box, el partido de fútbol, etcétera, la disputa por el triunfo es una confrontación y por lo mismo un conflicto.

En los programas de análisis político, el entrevistador cuestiona al personaje despertando el interés de la audiencia, pero si además lo arrincona, surge el conflicto, y la audiencia crece, pero si en cambio en una misma mesa los políticos debaten con energía, el conflicto se desata y entonces las audiencias se disparan.

En las redes sociales, donde hay interactividad en tiempo real, las audiencia sube como la espuma cuando hay debate, cuando surge el conflicto, cuando hay algo qué discutir.

Y hay casos más extremos. Una receta de cocina puede ser exitosa si resuelve un conflicto. Una madre de familia tiene que lidiar con el trabajo, la escuela de sus hijos y las actividades propias del quehacer diario en casa. Si la receta de uno o varios platillos le resolviera cómo guisar sólo unas veces a la semana y no todos los días, eso le resolvería una parte de los múltiples conflictos que ella tiene.

El éxito de la receta está en la forma en que es presentada al público. Si la receta se presenta como “una solución a su conflicto de tiempo”, entonces va a gozar del interés de la audiencia.

En conclusión, los contenidos dirigidos al gran público, también los de tipo político, deben incluir conflictos que generen el interés de la audiencia, pero que a su vez, contengan soluciones a problemas que aquejan a la población abierta y no sólo a aquellos que sean recetas para grupos corporativos, porque ello provoca en quienes no pertenecen a esos sectores específicos, una lejanía con el político-candidato muchas veces irreconciliable.


La correcta y balanceada relación entre AUDICIENCIA CAUTIVA y CONTENIDO debe generar resultados benéficos para los emisores de mensajes que tienen como meta el gran público.

LA OFERTA DE LOS POLÍTICOS PARA EL VOTO ABIERTO

El primer punto a considerar para llegar a la audiencia, al gran público, es realizar una oferta tangible, entendiéndose esta no como la entrega de un bien físico al elector, sino como la aportación de resultados que le resuelvan un conflicto al ciudadano.

El gran público, la masa, se mueve por percepciones y estas se forman a partir de ofertas tangibles.

Ofertar la creación de miles de empleos –como lo hacen todos los candidatos-, es una oferta tangible, pero el fracaso de esta oferta consiste en que los candidatos una vez gobierno, no lo cumplen.

Y como ya es una oferta multi-probada como un fracaso, insistir en ofertarla es también un fracaso por anticipado para el candidato, puesto que el gran público ya la percibe como una oferta falsa.

Lo mismo pasa con muchas otras ofertas que ya son fracasos reconocidos por el gran público. Por eso insistir en ellas es sólo abrir más la llaga.

En los tres casos de éxito que hemos conocido en este texto de dos partes, de campañas y discursos dirigidos al voto abierto, es fácil encontrar un común denominador:

La oferta novedosa creíble.

Cuauhtémoc Cárdenas ofreció al gran público la democracia cuando esta no existía en México, pues hasta ese 1988, nunca habíamos tenido en verdad otros candidatos que no fue el candidato único del PRI.


Y como en ese entonces esta oferta no estaba reconocida como un fracaso, ya que nunca nunca la habíamos probado, al hijo del Tata le funcionó, pues desde entonces las candidaturas pluri-partidistas se han mantenido.

Vicente Fox ofertó en 2000 al gran público la esperanza del cambio con un principio básico y lógico: nada va a cambiar si en el poder siguen los mismos.


Y como nunca habíamos probado con otro partido que no fuera el PRI, la oferta era creíble y entonces el voto abierto se impuso sin problemas al voto corporativo.

Bernardo de la Garza desplazó a todos los candidatos presidenciales en unas cuantas horas al ofrecerse al gran público en 2006 como un individuo que no era un político.


Y usando también una lógica básica, la masa lo percibió como un factor de bienestar creíble, pues nunca en el México contemporáneo o moderno, hemos sido gobernados por un individuo que no sea político, y sí en cambio, todos los años de crisis económicas, pobreza extrema, violencia y crimen, corrupción y otros muchos males, han prevalecido en México mientras los políticos nos gobiernan.

Hoy con los nuevos medios masivos, muchos de ellos sin costo para el usuario, los candidatos tienen valiosas oportunidades como nunca antes. No obstante los problemas de los mexicanos siguen siendo básicamente los mismos, aunque en mayor medida.

En la percepción del gran público, los políticos siguen siendo los mismos de siempre, aunque su desprestigio cada día es mayor.

Cuauhtémoc Cárdenas se devaluó ante las masas pues nunca logró mantener la cohesión y el avance de la izquierda, y en el mejor de los casos, se mantiene hoy como una figura inerte, acaso histórica, de alguien que promulgó un cambio, pero que en los hechos, todo sigue igual.


Vicente Fox es para los mexicanos una de las decepciones más grandes y también es un recordatorio constante para el gran público que todos los políticos son iguales, sin importar el partido del que proceden.

Bernardo de la Garza decepcionó en días al gran público que impresionó positivamente en unas cuantas horas. Después de dos traspiés, uno con Roberto Madrazo, identificado por las masas como un artífice de la corrupción, el cochupo y la tranza; y el otro con su fuga al PAN, es hoy en el mejor de los casos, un político más del sistema, con todo lo que ello represente.

El voto abierto es un delicioso bocado para cualquier candidato, pero también implica graves riesgos, pues jugar a esta estrategia, es arriesgar el todo por el todo.

La opción del voto corporativo, cada día más caro, inestable y también riesgoso, sigue siendo pese a todo, un poco más controlable, pues su captura está pactada con un dirigente sindical, un líder de colonia, un dueño de empresa y/o personajes que tienen control sobre un grupo de personas.


Pero en cambio lanzarse por el voto abierto es tirarse de cabeza al inmenso mar en el que los peces deambulan sin líder ni control.

No obstante, el voto abierto está ahí, su costo es mucho menor al voto corporativo y hoy con los nuevos medios masivos de comunicación, llegar a él es factible.

Quien logre en un proceso electoral, del nivel que sea, alcanzar el voto abierto, destrozará a su contrincante político.
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