Diputación Federal, un jugoso negocio


La búsqueda de una diputación federal es un negocio, así de simple. Deja millonarias ganancias y por ello se invierten grandes sumas de dinero para obtenerla. Hace tantos años que estos personajes no hacen leyes que agraden al pueblo, que su única razón de existir es la vendimia del voto legislativo a favor de sus propios intereses.

Por: Esmaragdo Camaz

Una diputación federal se ha convertido en una especie de concesión que deja al que la posee y al grupo que la otorga, jugosas ganancias económicas. Por eso no es casual que en la búsqueda de su obtención se inviertan grandes sumas de dinero.

Los diputados federales tienen tres fuentes de ingreso económico, todas ellas muy jugosas.

1.- Sueldo, lo que en el argot se le conoce como “la dieta”.
2.- Venta de votos para aprobar leyes o modificaciones a estas.
3.- Gestoría.


Sueldo.- Los diputados federales tienen un sueldo “oficial” mensual que consta de tres partes, cada una con estas cantidades:

Dieta: 75 mil 457 pesos
Asistencia Legislativa: 45 mil 786
Atención Ciudadana: 28 mil 772

Es decir que un diputado federal se embolsa mensualmente la cantidad global de 150 mil 15 pesos.


Esta suma no tiene comparación claro con ningún sueldo “normal” en México, salvo casos específicos de algunos ejecutivos de firmas transnacionales y de otros políticos más encumbrados en cargos públicos.

Pero para dimensionar mejor el sueldo de un diputado federal, habrá que verlo en términos todavía más globales. En tres años de ejercicio del cargo, uno de estos políticos se embolsa la suma total de 5 millones 400 mil 540 pesos por concepto del sueldo, a parte tres aguinaldos, cada uno de casi medio millón de pesos, o sea, ya en total, se llevan más de 6 millones de pesos en tres años.


Un diputado federal compite y supera con mucho a un micro empresario. De acuerdo a los parámetros aceptados en el ámbito empresarial, un “negocio” que produce ganancias medianamente aceptables, debe redituar al menos una utilidad del 20 al 25 por ciento de la inversión corriente, es decir de los gastos.

Así que, para que un pequeño empresario se embolse cada mes 150 mil pesos como lo hace un diputado, debe lograr ventas netas de al menos unos 260 mil pesos y para que un micro empresario logre ese nivel, pues no está nada fácil.

O sea que una diputación federal es mucho mejor negocio que muchos otros establecimientos que hoy están al borde de la quiebra y de muchos más que ya no existen.


Y por eso no es casual tampoco que cada día, más empresarios se meten a la política en espera de obtener una concesión como diputado federal y dejan sus empresas, o en casos todavía mejores, afianzan sus inversiones a partir del ejercicio de este cargo público y sus respectivas utilidades económicas.

Pero estas cuentas y cálculos están relacionados sólo al sueldo de un diputado federal, vamos con el resto de sus ingresos.

Venta de votos.- Ya es costumbre y se acepta incluso como una práctica decorosa (aceptada así por ellos mismos), el llamado “pre-cabildeo” o “lobbying”, como le dicen en Inglés, entre el o los postulantes de la nueva Ley y/o Reformas, los beneficiarios de la misma y los diputados, que son los que ofertan su voto.

En ningún caso claro, figuran los representados de los diputados, o sea, quienes le entregaron el voto, pues además, tampoco están incluidos entre los beneficiados de las nuevas leyes o reformas, pues hace tanto que en México no se escriben leyes favorables al pueblo, que es difícil identificar una.

En el proceso del pre-cabildeo o “lobbying”, los diputados, o su representante, entiéndase el líder la bancada partidista, acuerda la venta del voto, misma que se paga en efectivo o con beneficios económicos a través del otorgamiento de concesiones y/o negocios de gran envergadura.

En este mercado de compra-venta de votos no se emiten facturas, por eso es difícil saber el costo del voto de un diputado federal, aunque sí se sabe claro que éste puede variar.

En Quintana Roo sin ir muy lejos, hace no mucho, algunos diputados locales cobraron un millón de pesos por un voto y se sabe de otro que se embolsó hasta 5 millones.


Eso puede dar una idea de cuánto cuesta el voto de un diputado federal.

No es casual que los diputados federales difícilmente se ausenten en días en que se votan leyes o reformas que llevan implícitas grandes ganancias comerciales a ciertos sectores.

O en aquellos casos en que un gobierno, en este caso el Federal, urge de una reforma de ley y está dispuesto a pagar por ella, casos específicos no casuales de aquellas en que el voto favorable de la Cámara le producirá el ejecutivo mayor ingresos vía impuestos, venta de bienes del estado y/o explotación de recursos naturales.


Y en todos estos casos claro, el representado no participa en la toma de decisiones. Bueno, el elector en México no participa en ninguna toma de decisión de los diputados, salvo cuando va a la urna a entregarle el voto, tampoco de gratis por cierto, en la mayoría de los casos.

Gestoría.- El trabajo de un diputado federal es crear leyes y/o modificar las existentes en beneficio de la Nación, que a su vez es el Colectivo, pues el país no es un Nombre, sino la Población que lo habita.

Pero los diputados inventaron la gestoría, que no es otra cosa que, volverse empleados de empresarios para ayudarles a abrir nuevos negocios y/o conseguir concesiones, permisos, etc, regularmente por cierto, en negocios que violentan las leyes y el bienestar de la comunidad.


La Ecología, la Salud Pública y el bolsillo del Colectivo son regularmente los sectores más golpeados con esta práctica de “gestoría” tan común entre los diputados.

También es difícil saber cuánto se lleva un diputado federal en una de estas gestorías, porque eso sí hay que decirlo, tiene que “salpicar” a muchos, básicamente funcionarios de Gobiernos de diferentes niveles.

No obstante las utilidades parecen ser muy buenas, a juzgar por los fajos de dinero que el entonces diputado federal, René Bejarano, llevaba en los bolsillos y el maletín.


O por los 2 millones de dólares que el entonces diputado federal, Jorge Emilio González, pedía a un empresario aquí en Cancún por “gestionarle” permisos para destruir el entorno ecológico, ocasión en la que el niño verde acuñó la frase, “salí chamaqueado”, pero que al paso del tiempo el chamaqueado fue el Colectivo, pues la destrucción del medio ambiente de cualquier forma fue consumada.


Por cierto que este muchacho ahora anda en campaña aquí en Cancún para ser Senador de la República.

Los diputados federales hacen muchos negocios de este tipo durante los tres años que dura su gestión. Y algunos en ese mismo tiempo, van invirtiendo en nuevos cargos, ya sea de elección popular o en puestos públicos, estos últimos también resultado de negociaciones, cerrando así el círculo del fructifico negocio del diputado federal.

Para muchos, particularmente los políticos más jóvenes, este estilo de vida es común y aceptable.


Los diputados federales son los personajes más repudiados y en los que el Colectivo menos confía, tal como se ha publicado en repetidas ocasiones por diversas encuestadoras.

No obstante, por su poder económico y su “capacidad de gestión”, se mantienen en lo más alto de la escala social. La gran mayoría de ellos viste de forma ostentosa, de acuerdo a su nivel de vida, y se conducen en automóviles de lujo, mención a parte su entorno ostentoso general.

No hay que hacer encuestas para saber la irritación creciente entre el colectivo por estos personajes. No es casual que la gente se aleja más de las urnas cada día y los candidatos a diputados se juegan la victoria en el voto corporativo, que es a su vez, su inversión, pues pagan miles de pesos por uno.


La participación ciudadana para elegir a estos diputados es menor al 35 por ciento, lo que comprueba que el sufragio no es popular.

Los diputados federales y/o aspirantes se ofenden cuando surgen estos temas que los exhiben.

Apenas unos días atrás varios de ellos pataleaban por los niños actores que a través de un video les estamparon en la cara cómo tienen al país.


Alguna vez en una entrevista en vivo a través de la Radio, le hice ver a un diputado federal estas prácticas.

El diputado se ofendió mucho por el planteamiento y me contestó a manera de justificación que tenía el apoyo ciudadano, pues había obtenido la mayoría del voto.

O sea, eso que ellos llaman apoyo ciudadano es el voto mayoritario de un 35 por ciento del electorado, lo que al candidato ganador le viene quedando, luego del reparto de votos con sus contrincantes, no más de un 17 a 20 por ciento, si es que bien le va y eso sin contar además, que es voto comprado, en la mayoría de los casos.


Si uno de estos personajes es capaz de contestar con tanta arrogancia sintiéndose envalentonado por tan poco respaldo popular, ¿qué sería de uno de estos si tuvieran el 100 por ciento del electorado?

Quizá por eso el Colectivo, siempre sabio, ha decidido abandonar las urnas.
4 Comentarios

Comentarios

  1. excelente, informativo, de los politicos de nuestro pais, lo unico que le importa cobrar un sueldo a costa de todos los mexicanos, y no trabajar para beneficio de todos nosotros, llamese ciudadano, empresario , obrero, etc...

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  2. Excelente reportaje, y lo peor es que todo lo mencionado es verdad...

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  3. Luis. Excelente nota, ojalá se difundiera más en los medios informativos este tipo de reportajes, que son lo más cercano a la realidad, no lo que nos quieren vender con los spots de televisión y con los medios impresos comprados y manipulados por los gobiernos. Ya existen propuestas de bajar los sueldos a los diputados apoyémoslas.

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  4. deberiamos levantarnos como pueblo.y exigir q les bajen su sueldo. pero hay estan los titeres apoyando a los candidatos a diputados y senadores y todo esto xq es un cadena si me ayudas te ayudo..y mientras q mexico se lo lleve la fregada. por favor despierten,,porfavor ..

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