¿De hoteleros a sargaceros?: Los magnates del hospedaje cancunense descubren “El Oro del Mar”



Por: Esmaragdo Camaz

Cancún.- Los hoteleros cancunenses parecen estar decididos a incursionar en un nuevo negocio: La industria Sargacera. Le llaman “El Oro del Mar” y supone millonarias ganancias. 

Este miércoles durante una rueda de prensa en la sede de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos, los hoteleros dibujaron un esquema de negocio para la producción de fertilizantes, galletas, plásticos biodegradables, textiles, alimentos, medicinas e incluso material de construcción, todo esto basado en el sargazo procesado como materia prima.

El giro de hoteleros a sargaceros parece ir tan en serio que incluso durante la rueda de prensa hubo una exhibición de los derivados de la macroalga.

El entusiasmo mostrado por parte de los dirigentes hoteleros -Roberto Cintrón y Carlos Gosselín-, en el nuevo negocio es tanto que abre la duda si se quiere evitar que el sargazo llegue a las playas de Quintana Roo o si por el contrario, el deseo es beneficiarse económicamente del arribo masivo de la planta.


Y es que por ejemplo, para la producción de “alginato de sodio” -sustancia química para la industria textil, alimentaria y farmaceútica-, una tonelada de sargazo contiene apenas un 2 por ciento de esa sustancia. Y de acuerdo a la demanda actual, se requieren de al menos unas tres toneladas diarias de la alga, esto según los datos aportados por el director de la empresa Alquimar, Luis Mass, uno de los industriales que acompañaron a los hoteleros durante la rueda de prensa de hoy.

Otro punto que llamó poderosamente la atención es que a diferencia de lo que acostumbran, esta vez los hoteleros no pidieron dinero al gobierno para limpieza de playas o para combatir el sargazo. Cosa rara en ellos. Incluso una reportera tuvo que preguntarles si es que no se necesitan los fondos públicos para combatir la macroplanta.

Ya un poco forzado, Roberto Cintrón tuvo que tocar el tema y se dijo “muy sorprendido” de que el presidente Andrés Manuel López Obrador tuviera la idea de pedirle a la Secretaría de Marina hacerse cargo del sargazo. “Cómo a nadie se nos había ocurrido antes”, expresó.

Antes Carlos Gosselín, quien precedió a Cintrón como dirigente de la Asociación de Hoteles, había insistido en que “nosotros no estamos esperando que nos caiga el Maná del cielo”, en referencia a que los hoteleros que impulsan esta nueva industria del sargazo no estaban a expensas de que el gobierno les aporte recursos.


Esta nueva postura “tan independiente” de los hoteleros de no pedirle recursos al Gobierno ya raya en lo inverosímil. Más bien da la impresión de que los empresarios del hospedaje se sienten cómodos con el sargazo. Parece que han descubierto un negocio de proporciones mayúsculas.

No parece casual que Carlos Gosselín haya bautizado hoy a la macroplanta como “El Oro del Mar”.

También sorprende tanta disposición del gremio hotelero para recoger el sargazo con recursos propios. Según Gosselín, los hoteles costeros de Puerto Morelos tienen resuelta la limpieza diaria de las playas con la instalación de redes submarinas y la recolección de los residuos que se cuelan hasta los arenales.

En Cancún en cambio, la contención del sargazo con redes submarinas no es posible por que las condiciones del oleaje son otras, explicó Roberto Cintrón, aunque al igual que en Puerto Morelos, los hoteles limpian sus playas, sostuvo.

Estas dos últimas aseveraciones distan un poco de lo observado durante los recorridos por las playas de ambos destinos, pues en los dos casos ha sido posible ver cómo pese al esfuerzo de los hoteleros por la limpieza de los arenales, la presencia de la macroplanta persiste.

Y continuando con el negocio, otro de los industriales presentes, Andrés Muñoz, de la empresa Energryn, ofrece un plan todo incluido. Por un lado fabrica calentadores de agua híbridos que aprovechan el calor solar. Y por el otro, produce vasos y platos desechables biodegradables con sargazo como materia prima. El costo de éste último producto incluye el logotipo del cliente en los productos, así como la recolección del material 100 días después de su compra -una vez que se convierte en desecho degradado-, su reciclamiento y la reinversión en la planta.

Por el lado de los científicos -que también acompañaron a los hoteleros-, la investigadora de la UNAM, Brigitte Van Tussembroke, consideró en relación a la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, que “la Secretaría de Marina puede hacer una excelente coordinación en el tema del sargazo”, aunque le puso “un pero”. 


“Pero además de la detección y recolección en el mar hay aspectos que se deben atender, como el transporte, almacenamiento adecuado y la comercialización del alga”, expuso la investigadora.

No obstante la proyección alegre de los hoteleros cancunenses de lo que supone un nuevo gran negocio, habrá que preguntarse si los planes de estos nuevos industriales van en el mismo sentido que el Gobierno Federal, que en voz de su ejecutivo han planteado un modelo diferente para resolver el problema del sargazo.

Se sabe que el plan de la Marina será contener el sargazo en alta mar y se desconoce si esas toneladas de macroalga serán traídas a tierra. De ser ese el caso surge la pregunta. ¿Quién será el dueño de todo ese sargazo que supone un gran valor y quien tendrá derechos sobre la comercialización de la macroalga?

Pero si en cambio la Marina contiene el sargazo en alta mar y la macroplanta se queda ahí o de alguna forma se destruye allá, entonces ¿se echa por tierra el ambicioso nuevo negocio de los hoteleros?

Son más de 450 kilómetros de costas afectadas en Quintana Roo, lo que supone cientos de toneladas de sargazo que tendrían un gran valor, si es que los hoteleros y sus socios logran convertirlo en un gran negocio.

En resumen, hoy los hoteleros no se quejaron del sargazo. Más bien hablaron de sus maravillas como materia prima y quedó en el ambiente la sensación de que ahora los magnates de la industria del hospedaje esperan con gusto el arribo masivo de la macroalga para sacarle jugo a lo que suponen es un gran nuevo negocio.


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