Se Fue Con Dios: Muere Ricardo Villalva, fundador de “Comedor de Dios”, perdió la batalla contra el Covid


Por: Esmaragdo Camaz


Cancún.- Ricardo Villalva falleció este viernes por Covid-19, informaron sus familiares. El fundador del “Comedor de Dios” transformó su zapatería en un comedor comunitario que alimentó a miles durante lo más álgido de la pandemia y aún más allá.

En Marzo de 2019 cuando apareció el virus y hubo que decretar la cuarentena, Ricardo Villalva surgió en los medios por su altruismo. Improvisó en la parte posterior de su zapatería -ubicada en la Av López Portillo- una cocina para preparar alimentos que sirvió a todo aquel que lo necesitó.


Por su ubicación estratégica -en la zona del Crucero- miles de personas desempleadas, indigentes y público en general, acudieron durante el tiempo del confinamiento al “Comedor de Dios” para alimentarse.


El nombre del comedor comunitario surgió de forma natural. Ricardo Villalva fue un ferviente creyente en Dios y de ahí el nombre que enmarca su labor: “Comedor de Dios”.


La labor altruista de Ricardo Villalva fue más allá de la cuarentena. 


La zapatería fue pasando a segundo término y en la parte posterior del establecimiento empezó a tomar forma un modesto albergue que sirvió de comedor y de estancia para personas necesitadas.


En un año, Ricardo Villalva sirvió más de 232 mil platillos y dio estancia a 92 personas, esto al corte del 16 de Marzo 2021, tal como consta en el video que Expediente Quintana Roo presentó con motivo del primer año de funcionamiento del “Comedor de Dios”.


Mantener el “Comedor de Dios” funcionando no fue fácil. Ricardo Villalva recibió la ayuda de muchos particulares que aportaron para dar de comer a la gente. Sin embargo, hubo también momentos en que las donaciones escasearon y los pocos ingresos de la zapatería eran insuficientes. No obstante, con la ayuda de Dios -como decía Ricardo- la alimentación altruista se mantuvo prácticamente hasta poco antes de enfermar de Covid.


El 4 de Abril 2021 con motivo del 51 Aniversario de la Fundación de Cancún, Ricardo Villalva recibió la presea “Sigfrido Paz Paredes”, que se entrega a personajes que se han destacado por su labor en favor de los cancunenses.



Al aceptar la presea, Ricardo Villalva pronunció este sentido discurso:


Muy buenas noches estimado presidium y  ciudadanía cancunense...


Agradezco a las personas que me postularon, que han seguido los pasos, a las autoridades municipales gracias por confiar en mí y dejarme hacer esta labor aún.


También por haberme apoyado con otras autoridades a que me dieran las facilidades, gracias presidenta, regidores y todos aquellas autoridades que desde su trincheras nos han apoyado para dejarnos hacer esta ayuda humanitaria.


Gracias al  jurado calificador por haberme escogido para recibir este importante reconocimiento que es  la medalla al mérito ciudadano Sigfrido Paz Paredes.


Pero quiero ser muy agradecido con todos los medios de comunicación que estuvieron al frente del campo arriesgando su salud exponiendo su vida al estar tan cerca de la gente enferma cubriendo la nota.


Gracias de todo corazón, son unos grandes guerreros, mi admiración y respeto por ello solicito con respeto al presidio me den autorización de pedir unos aplausos a la prensa en general. 


El Comedor de Dios nació de la necesidad alimentaria que ha traído consigo la pandemia del covid -19, son muchas personas las que han perdido su empleo, quienes no tienen para alimentar a su familia, para pagar una renta, quienes hemos perdido a un familiar o a un ser querido.


El 28 de marzo del 2020 pude ver con mis propios ojos la crisis económica que ha ocasionado esta enfermedad, en especial en destinos turísticos como Cancún por depender de la actividad turística.


Pude ver a Raúl, al que conocía como “El Chino”, buscar entre la basura unos restos de huesos de pollo para llevárselos a la boca.


Compartí alimentos con este hombre que había perdido su trabajo, como algún día alguien lo hizo conmigo. 


Este hecho me transportó a mi infancia donde viví en situación de calle desde los cinco años y eso me enseñó lo que es no tener un plato de comida segura en casa, el tener que trabajar en lugar de jugar como cualquier niño para conseguir un techo donde dormir, por eso hoy en día también brindo refugio a quienes llegan a pedírmelo.


Hoy agradezco especialmente a mi hermano, quien al ver la gran necesidad que existía por llevar un plato de comida a los hogares, comenzó a apoyarme económicamente saliendo a trabajar en un taxi, contagiándose de coronavirus y perdiendo la vida por el deseo de ayudar.


Su legado es lo que me mantiene de pie, del dolor pude agarrar la fuerza para hacer lo que hoy en día hacemos a través del Comedor de Dios.


Con su ejemplo de generosidad hemos entregado con la ayuda de ciudadanos, empresas y voluntarios, alrededor de 250 mil platos de comida desde hace poco más de un año en el Comedor ubicado en lo que sigue siendo mi zapatería en la zona del crucero en Cancún.


En muchas ocasiones me he tenido que desprender de lo es el sustento de mi familia, porque aprendí que la verdadera riqueza está en compartir, nosotros no tenemos un sueldo, pero sí mucha voluntad y compromiso.


Sumado al apoyo alimentario en el comedor hemos implementado otros servicios, como la educación, así como el comedor móvil que recorre los rincones más marginados y apartados de la ciudad y de la zona continental de Isla Mujeres.


Hoy agradezco a cada una de las personas que han puesto su granito de arena sin esperar nada a cambio... (Nombre de empresas o personas). 


Gracias por creer en el Comedor de Dios y regalarle esperanza a tantas familias.


No nací en esta tierra, pero me siento agradecido por todo lo que me ha dado, soy cancunense desde hace muchos años porque aquí decidí quedarme, aquí nació mi hijo y aquí está mi familia.


Hoy quiero devolverle a Cancún un poco de lo mucho que me ha dado, quiero aportar a la sociedad con mis ideas, con lo que he aprendido en esta vida.


En Cancún necesitamos reactivar la economía de manera ordenada e inteligente, la pandemia nos ha dejado muchas lecciones.


Tenemos que crear empleos, desde donde nos toque estar, como pequeños, medianos o grandes empresarios.


A quien desee tomar mi aporte ciudadano, por ejemplo, poder hacer de Cancún uno de los mejores carnavales del país y el mundo, uniendo esfuerzos entre el sector empresarial, hoteleros y autoridades, en muchos centros de hospedaje tenemos shows espectaculares que cautivan a miles de personas, imaginen unir todo ese talento y crear una industria que conlleva desde la confección de vestuario hasta la creación de carros alegóricos.


En otros lugares del país trabajé activamente en labores de reforestación, Cancún puede regresar a sus orígenes, donde además del turismo pudiéramos plantar árboles frutales que beneficien alimentariamente a familias y creen empleos al producir miel y otros productos derivados de estos frutos.


También contamos con ricos recursos naturales que son apreciados por muchas personas en el mundo, Cancún tiene que seguir siendo escenario de eventos deportivos que motiven y alejen a los jóvenes de las adicciones, que al mismo tiempo dejen derrama económica.


A través del comedor de Dios hemos demostrado que no se necesitan miles de recursos para ayudar, solo una gran suma de voluntad, podemos lograr grandes cosas cuando damos lo que tenemos y no lo que nos sobra.


Juntos podemos hacer una mejor sociedad.


Por ello ya para concluir es mi deseo compartir esta medalla con

Mi hermano en el cielo

Con el chino

Con mi familia

Con los amigos que me ayudaron y con los que se siguen sumando

Con la prensa

Con las empresas fundaciones


Pero muy en especial con el voluntariado que sin recibir ninguna compensación sueldo o ayuda sigue en esta labor.


Gracias y esta medalla es de Cancún que es una gran ciudad donde habita gente muy hermosa de diferentes ciudades y países.


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