Contra toda adversidad, hatianos en Tapachula preparan nueva caravana

Nacional.- Sin respuesta ante los trámites migratorios que llevan parados hasta casi un año, sin acceso a comida, atención médica ni un lugar donde pasar la noche, las personas migrantes de Haití que se encuentran en Tapachula, Chiapas, ya planean un nuevo intento, con una caravana más que está prevista para este sábado.

La caravana que fue disuelta el jueves era tan sólo una fracción de la comunidad haitiana que se localiza en esta ciudad en la frontera sur del país. Se dicen conocedores que podrían ser detenidos en el trayecto, pero muchos no ven otra opción. Llevan en México desde mayo, otros casi un año, y sus ahorros producto de trabajar en Chile o Brasil están por agotarse.


Los que no cuentan con recursos, que son la mayoría, viven al día. Pocos son los que trabajan barriendo las calles de la ciudad contratados de manera temporal por el municipio, ya que, explican, les pagan poco menos de 200 pesos diarios que no les alcanza para pagar un lugar dónde dormir y comprar alimento para toda su familia que los acompaña.


El centro de la ciudad también se ha convertido en su zona de comercio. Decenas de hombres recorren los alrededores con botellas de agua o chips de celular que venden a sus connacionales o a quien les compre.


Otra decena de mujeres aprovechan para vender huevo cocido o sándwich que cargan en cubetas, o dulces y empanadas. Pocas logran ofertar sus productos en español y prefieren hacerlo en francés.


El techo de algunos restaurantes y negocios junto al parque Central Miguel Hidalgo, a unos metros de la presidencia municipal, es el único lugar para protegerlos de la lluvia al menos para unos cientos que alcanzan lugar.


Por la mañana de este viernes eran miles los se mantenían en esta zona, casi en proporción de tres haitianos por cada chiapaneco. Fuera del centro de la ciudad la proporción se revierte, pero aún así es común ver a los caribeños incluso en colonias alejadas.


Por la noche, sin mucho que hacer, permanecen en grupos en cada esquina tratando de pasar el rato conversando, aguantando el día a día sin un hogar o siquiera un albergue.


Conviven con alguno que otro venezolano, chileno y centroamericano que también pernocta aquí, pero por el momento la mayoría son de Haití.


La mayoría ha logrado rentar casa o vivir en posadas en colonias como La Nueva Esperanza, Lauereles, Solidaridad, El Carmen, casas Geo, entre otras. Pagan entre mil 500 pesos y hasta 11 mil por casa, con un pago extra de 500 pesos por depósito.


No cuentan con dicha cantidad, por lo que viven hacinados para compartir techo. En una vivienda de dos cuartos viven hasta 20 personas, cuentan algunos caribeños.


La saturación en las vivienda que rentan hace que la mayoría prefiera estar en las calles. A mediodía, bajo un sol de 30 grados, permanecían en las banquetas, en los cruces o en los jardines. En su improvisado hogar, donde apenas cuentan con cosas básicas para dormir pero sin muebles, se dicen aburridos.


Desde las 6 de la mañana ya se forman las filas en bancos y tiendas de electrodomésticos dónde también se reciben envíos desde el extranjero.


En un Coppel en el primer cuadro de la ciudad la fila ya daba vuelta a la esquina y se extendía por una cuadra más a las 8 de la mañana, momento en el que una empleada que repartía fichas para que pudieran ingresar informó que se habían acabado por hoy. Los que corrieron con suerte esperarán su turno que puede ser hasta las 5 de la tarde. A 200 metros, frente a una tienda Elektra, la fila es del mismo tamaño.


El perfil del migrante es distinto al de los centroamericanos. Portan playeras de moda, cargan celular y escuchan música con audífonos, pero con carteras por lo general vacías.


No hay una cifra oficial o estimado por parte de alguna autoridad que dimensione el tamaño del flujo migratorio de originarios del país caribeño, pero entre comerciantes y empresarios locales no escatiman en decir que hay entre 10 mil y varias decenas de miles en la ciudad fronteriza.


Mientras la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) registra un aumento de las solicitudes en este año, que ya rompieron récords históricos, las peticiones de haitianos representan 18 mil de las 75 mil solicitudes entre enero y agosto.


Entre ellos se organizan con grupos de WhatsApp, en los cuales han expresado su intención de salir de nuevo el sábado por la mañana rumbo al norte del país en busca de llegar a Estados Unidos, aunque también hay quienes quisieran quedarse si cuentan con permiso para trabajar.


Fuente: La Jornada

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