¡A barretazo limpio!, padres de Chetumal rompen candados y abren la escuela a la fuerza: ¡Las clases no esperan!
Candados rotos y clases rescatadas, la rebeldía de padres en Chetumal.
Chetumal.- En un acto de desafío ante la arbitrariedad, padres de familia de la primaria Centenario de la Revolución en Chetumal rompieron los candados de la escuela para garantizar que sus hijos pudieran asistir a clases. La mañana del incidente, los tutores llegaron al plantel solo para encontrar las puertas cerradas sin previo aviso, una decisión atribuida al director, Carlos Yerbes, quien, según los inconformes, cerró las instalaciones para sumarse a un paro de actividades e intentó presionar al personal docente a seguirlo. Este episodio, lejos de ser un simple acto de desobediencia, refleja las tensiones entre la comunidad escolar y las autoridades educativas en Quintana Roo, así como la lucha de los padres por el derecho a la educación de sus hijos.
Los hechos ocurrieron cuando, tras encontrar el plantel bloqueado, los padres exigieron una explicación. La falta de comunicación previa y la negativa de acceso desataron la indignación. Algunos tutores, acompañados por maestros que se opusieron al cierre, tomaron una barreta para forzar la entrada, permitiendo que los estudiantes, que esperaban desde temprano, pudieran retomar sus actividades. La intervención del área jurídica de la Secretaría de Educación de Quintana Roo (SEQ) fue solicitada, pero la demora en la respuesta llevó a los padres a actuar por cuenta propia.
El contexto de este incidente no es aislado. En Quintana Roo, los paros y conflictos laborales en el sector educativo han sido recurrentes, a menudo ligados a demandas de mejores condiciones laborales o disputas administrativas. Sin embargo, la decisión unilateral del director de cerrar la escuela sin notificar a la comunidad escolar plantea serias preguntas sobre la gestión educativa y la comunicación con las familias. Según datos de la SEQ, en el ciclo escolar 2024-2025, más de 300,000 estudiantes de nivel básico en el estado dependen de la continuidad de clases, y cierres abruptos como este afectan no solo el aprendizaje, sino también la confianza en las instituciones.
El acto de los padres, aunque drástico, pone en el centro un mensaje claro, la educación no puede ser rehén de decisiones arbitrarias. Sin embargo, también abre el debate sobre los límites de la acción directa y la necesidad de canales efectivos de diálogo entre autoridades, docentes y familias. Por ahora, las clases en la Centenario de la Revolución se reanudaron, pero el eco de los candados rotos resuena como un llamado a revisar cómo se gestionan las escuelas en Quintana Roo.
Con información de: Quadratín