Balas, rechazo y un sistema roto: La odisea de una trabajadora baleada en Cancún
Una empleada de la taquería Los Tarascos en Cancún, herida por una bala perdida en el ojo, fue rechazada por seis hospitales privados pese a la garantía de pago de su empleador
Cancún.- La noche del jueves, la taquería Los Tarascos, ubicada en la avenida La Luna con calle 50 en la región 505 de Cancún, fue escenario de un nuevo episodio de violencia que dejó a una empleada en estado crítico tras recibir un disparo en el ojo izquierdo. El ataque, perpetrado por sujetos a bordo de una motocicleta, no solo expuso la persistente inseguridad en la ciudad, sino que destapó una crisis más profunda: la negativa de al menos seis hospitales privados para atender a la víctima, a pesar de que su empleador garantizó el pago de los gastos médicos. La mujer, cuya identidad no ha sido revelada, fue finalmente recibida en el Hospital General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la región 510, pero no fue sino hasta las 04:00 de la madrugada del viernes, tras horas de un angustiante periplo por la ciudad.
Un ataque que revive el temor
El incidente en Los Tarascos no es un caso aislado. Según reportes, esta taquería ya había sido blanco de un ataque armado el 12 de septiembre de 2023, cuando sicarios dispararon contra la fachada del local tras dejar amenazas de extorsión. En aquella ocasión, los agresores abandonaron una motocicleta y un casco en la calle, un patrón que se repitió en el reciente atentado. La Fiscalía de Quintana Roo aún no ha confirmado si ambos eventos están relacionados, pero el modus operandi sugiere una posible conexión con el crimen organizado, particularmente con prácticas de extorsión que han azotado a negocios locales en los últimos años.
La empleada, alcanzada por una bala perdida mientras trabajaba, fue atendida inicialmente por paramédicos de una ambulancia privada. Sin embargo, lo que siguió fue una odisea que pone en evidencia las fallas estructurales del sistema de salud privado en México, especialmente en una ciudad turística como Cancún, donde la infraestructura médica debería estar preparada para emergencias de esta magnitud.
El calvario de la atención médica
A pesar de la gravedad de la herida –un disparo en el ojo izquierdo que requería intervención quirúrgica inmediata–, la víctima fue rechazada por al menos seis hospitales privados, incluyendo Amerimed, Playamed, Galenia, Quirúrgica del Sur, Azura y otro centro no identificado. Según versiones extraoficiales, estos hospitales se negaron a recibirla, aun cuando el empleador de la trabajadora aseguró que cubriría todos los costos. La razón principal, según fuentes cercanas al caso, fue la falta de un pago inmediato en efectivo o una póliza de seguro que garantizara la cobertura.
Este rechazo sistemático no es un fenómeno nuevo. En México, los hospitales privados operan bajo un modelo que prioriza la solvencia económica sobre la atención de emergencia, incluso en casos de vida o muerte. La Ley General de Salud establece que toda institución médica, pública o privada, debe atender casos de emergencia sin demora, pero en la práctica, muchos hospitales privados evaden esta responsabilidad al clasificar ciertos casos, como los relacionados con violencia, como "de alto riesgo" o "no asegurables". Esta práctica, aunque ilegal, es común y deja a las víctimas en una situación de vulnerabilidad extrema.
La trabajadora finalmente fue atendida en el Hospital General del IMSS en la región 510, un centro público que, aunque sobrecargado y con recursos limitados, no tuvo más opción que recibirla. Sin embargo, el traslado al IMSS ocurrió después de horas de retrasos, lo que pudo haber agravado su condición. Hasta el momento, no se ha difundido información oficial sobre su estado de salud, pero reportes iniciales indican que permanece en estado crítico.
Contexto de inseguridad y salud en Cancún
Cancún, conocido por sus playas y su oferta turística, ha enfrentado un aumento significativo en la violencia ligada al crimen organizado en los últimos años. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Quintana Roo registró 557 homicidios dolosos en 2024, un incremento del 12% respecto al año anterior. Los ataques a negocios, como el de Los Tarascos, son frecuentemente vinculados a extorsiones por parte de grupos criminales que operan en la zona, un problema que las autoridades locales han sido incapaces de contener eficazmente.
En el ámbito de la salud, el caso de esta trabajadora baleada pone en el centro del debate las deficiencias del sistema médico privado en México. A pesar de que Cancún cuenta con hospitales de alta calidad orientados al turismo médico, estos priorizan a pacientes con seguros privados o capacidad de pago inmediato, dejando desprotegida a la población local en situaciones de emergencia. El IMSS, por su parte, ha intentado absorber la demanda de atención gratuita a través de programas como IMSS-Bienestar, que desde 2022 busca garantizar servicios de salud universales para personas sin seguridad social. Sin embargo, la saturación de hospitales públicos y la falta de infraestructura adecuada limitan su capacidad de respuesta.
Un sistema que falla a los más vulnerables
La negativa de los hospitales privados a atender a la trabajadora baleada no solo es un reflejo de la mercantilización de la salud, sino también de una falta de regulación efectiva por parte de las autoridades. Mientras que el artículo 4 de la Constitución Mexicana consagra el derecho a la salud, casos como este muestran que, en la práctica, este derecho está condicionado por la capacidad económica del paciente. La situación se agrava en un contexto de violencia, donde las víctimas de agresiones armadas enfrentan no solo el trauma físico, sino también la indiferencia de un sistema que les da la espalda.
La indignación en redes sociales no se ha hecho esperar. Usuarios han denunciado la inhumanidad de los hospitales privados y han exigido una investigación a fondo sobre las circunstancias que llevaron al rechazo de la víctima. Algunos han señalado que este caso es solo la punta del iceberg en un sistema de salud fragmentado, donde los hospitales públicos están desbordados y los privados operan como empresas que anteponen el lucro a la vida.
¿Qué sigue?
Las autoridades de Quintana Roo han prometido investigar tanto el ataque a la taquería como las circunstancias que rodearon la negativa de atención médica. Sin embargo, hasta el cierre de esta nota, no se han reportado detenciones relacionadas con el tiroteo, y la información sobre posibles sanciones a los hospitales privados sigue siendo escasa. La Fiscalía General del Estado continúa las investigaciones, pero la falta de transparencia en casos similares genera escepticismo sobre la posibilidad de justicia.
Este incidente no solo subraya la urgencia de abordar la inseguridad en Cancún, sino también la necesidad de reformar un sistema de salud que, en momentos críticos, abandona a quienes más lo necesitan. Mientras la trabajadora baleada lucha por su vida en el IMSS, su caso se convierte en un recordatorio doloroso de las grietas de un sistema que, lejos de proteger, expone aún más a los vulnerables.


