Cables cortados, sueños en riesgo: el robo al Tren Maya que pone en jaque su seguridad
La Guardia Nacional frustró el robo de más de 100 kilos de cobre en Felipe Carrillo Puerto
Felipe Carrillo Puerto.- En un nuevo golpe a la infraestructura del Tren Maya, uno de los proyectos insignia del gobierno mexicano, la Guardia Nacional frustró el robo de más de 100 kilos de cobre en Felipe Carrillo Puerto. El incidente, no es un hecho aislado, sino un reflejo de los desafíos que enfrenta esta megaobra en un contexto de vandalismo, crimen organizado y cuestionamientos sobre su viabilidad operativa. Este análisis desentraña los hechos, su impacto y lo que está en juego.
Durante un patrullaje, elementos de la Guardia Nacional sorprendieron a un grupo de personas desmantelando el sistema de tierra física del Tren Maya, una red crítica para la seguridad eléctrica del ferrocarril. Los delincuentes, armados con cizallas y herramientas especializadas, lograron extraer cables de cobre, un material codiciado en el mercado negro por su alto valor (alcanzando hasta 150 pesos por kilo en 2025, según datos del mercado mexicano). Aunque uno de los responsables fue detenido y puesto a disposición de la Fiscalía General del Estado, varios cómplices huyeron, dejando tras de sí un botín recuperado y preguntas sobre la vulnerabilidad del proyecto.
El robo no es solo un delito patrimonial. El sistema de tierra física es esencial para prevenir descargas eléctricas y garantizar la operación segura del tren, que busca conectar cinco estados del sureste mexicano. Cada metro de cable sustraído representa no solo un costo económico —estimado en decenas de miles de pesos por los 100 kilos robados— sino un riesgo directo para los futuros pasajeros y trabajadores. Este incidente se suma a reportes previos de saqueos en tramos del Tren Maya, como los ocurridos en Yucatán en 2024, donde se documentaron robos similares. La recurrencia de estos actos pone en evidencia una vigilancia insuficiente, a pesar de los operativos permanentes anunciados por la Guardia Nacional.
El contexto no es menor. El Tren Maya, con un costo superior a los 500 mil millones de pesos según la Secretaría de Hacienda, ha sido criticado por irregularidades en su construcción, impacto ambiental y sobrecostos. Ahora, el vandalismo agrega una capa de complejidad a un proyecto que ya enfrenta retrasos y controversias. La falta de transparencia sobre el punto exacto del robo y la identidad del detenido alimenta la percepción de opacidad, un problema recurrente en la gestión de la obra.
Las autoridades prometen reforzar la seguridad, pero la tarea no es sencilla. Los más de 1,500 kilómetros de vías atraviesan regiones con presencia de grupos delictivos que ven en el cobre una fuente de ingresos. La detención de un solo implicado, aunque necesaria, no aborda la raíz del problema, la demanda de materiales robados y la facilidad para comercializarlos. Sin una estrategia integral que combine inteligencia, prevención y sanciones efectivas, el Tren Maya seguirá siendo un blanco fácil.
Este episodio no solo daña la infraestructura, sino la confianza en un proyecto que prometía ser el motor del desarrollo del sureste. Mientras los cables se cortan, el sueño de un tren que una a la región pende de un hilo cada vez más delgado.
Con información de: InZoom.mx