Cacería en Cancún: ¿Quién persigue a los prestamistas colombianos del “gota a gota”?
Este crimen se suma a otros dos ataques similares ocurridos el 2 y 3 de junio en las colonias Prado Norte y Tres Reyes, respectivamente, donde las víctimas, también colombianas, fueron asesinadas.
Cancún.- En los últimos tres días, Cancún ha sido escenario de una escalofriante ola de violencia que parece tener un blanco específico, ciudadanos colombianos presuntamente vinculados al sistema de préstamos ilegales conocido como “gota a gota”. Este miércoles, un tercer hombre, identificado como cobrador de este esquema, fue ejecutado a balazos en el fraccionamiento Villas Otoch, región 247. Este crimen se suma a otros dos ataques similares ocurridos el 2 y 3 de junio en las colonias Prado Norte y Tres Reyes, respectivamente, donde las víctimas, también colombianas, fueron asesinadas en circunstancias casi idénticas, emboscadas rápidas, disparos certeros y agresores que desaparecen sin dejar rastro.
El “gota a gota” es una práctica de microcréditos informales que, aunque ofrece liquidez inmediata a personas sin acceso a bancos, se caracteriza por intereses exorbitantes y métodos de cobro violentos. Originada en Colombia en los años noventa, esta modalidad se ha extendido por América Latina, incluyendo México, donde operan redes que intimidan y extorsionan a deudores. En Cancún, un destino turístico de renombre, este sistema ha encontrado terreno fértil en comunidades de bajos recursos, pero también ha desatado una ola de violencia que ahora apunta directamente a sus operadores.
Un patrón inquietante
Los tres asesinatos recientes comparten características claras: las víctimas son hombres colombianos, presuntos cobradores de “gota a gota”, atacados mientras circulaban en motocicleta o cerca de domicilios. Según testigos, los crímenes son ejecutados con precisión, sin enfrentamientos prolongados, lo que sugiere la acción de grupos organizados. Las autoridades locales, incluida la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, no han reportado detenciones, y la falta de avances alimenta la percepción de impunidad.
¿Quién está detrás de esta cacería? Las hipótesis son múltiples. Podría tratarse de una “limpia” por parte de cárteles locales que buscan eliminar la competencia en el control de actividades ilícitas, ya que el “gota a gota” suele estar ligado al crimen organizado. Otra posibilidad es que se trate de venganzas de deudores hartos de las prácticas abusivas de estos prestamistas, quienes, según reportes, recurren a amenazas, agresiones físicas e incluso asesinatos para garantizar el pago. También se especula sobre ajustes de cuentas entre facciones criminales, dado que redes colombianas como “Los Goteros del Sur” han sido vinculadas a operaciones similares en países como Perú, donde se les atribuyen al menos 20 asesinatos.
Un problema estructural
La proliferación del “gota a gota” en Cancún no es un fenómeno aislado. En Colombia, uno de cada cinco ciudadanos que solicitan crédito lo hacen a través de vías no reguladas, según un estudio de DataCrédito Experian. La falta de acceso al sistema financiero formal, combinada con la desesperación económica, empuja a los más vulnerables a caer en las redes de estos prestamistas. En México, el esquema ha sido importado por grupos criminales que aprovechan la laxitud regulatoria y la alta demanda de crédito en sectores informales.
A pesar de esfuerzos como la detención de 15 colombianos en noviembre de 2024 en Cancún, acusados de operar una red de “gota a gota”, la violencia no cede. Las autoridades mexicanas enfrentan un desafío complejo, desmantelar estas redes requiere no solo operativos policiales, sino también políticas que amplíen el acceso al crédito formal para evitar que los ciudadanos recurran a estas trampas mortales.
¿Qué sigue para Cancún?
La ciudad, conocida por sus playas y turismo, vive una contradicción, mientras los visitantes disfrutan del paraíso, las zonas populares son escenario de una guerra silenciosa. Los recientes asesinatos han encendido las alarmas entre los residentes, que temen que la violencia se desborde. La falta de respuestas claras por parte de las autoridades y la impunidad que rodea estos crímenes solo intensifican la incertidumbre. ¿Es esta una limpia criminal, una rebelión de víctimas o una lucha por el control territorial? Por ahora, Cancún sigue contando cuerpos mientras las preguntas se acumulan.