Caos en La Joya: Urvan descontrolada expone la fragilidad del transporte público en Cancún
Se estrelló contra la barda de un domicilio particular, causando daños materiales, lesiones a tres pasajeros y un caos que se agravó con un segundo percance involucrando a un motociclista
Cancún.- La noche del lunes, un accidente en el fraccionamiento La Joya, en la región 254 de Cancún, dejó al descubierto las persistentes fallas en la regulación del transporte público y la seguridad vial en esta ciudad turística. Una urvan del Transporte Público Estatal, con número económico TTE 161 y placas B570TMR, se estrelló contra la barda de un domicilio particular, causando daños materiales, lesiones a tres pasajeros y un caos que se agravó con un segundo percance involucrando a un motociclista.
El conductor, Celestino G. S., de 42 años, perdió el control del vehículo, según testigos y reportes preliminares, debido a un exceso de velocidad. La urvan, que transportaba al menos ocho pasajeros, impactó con tal fuerza que derribó parte de la estructura de una vivienda. Tres de los ocupantes resultaron heridos y fueron trasladados por paramédicos para recibir atención médica. Aunque no se han revelado detalles sobre la gravedad de las lesiones, el incidente ha levantado críticas sobre las condiciones de operación de estas unidades, muchas de las cuales carecen de mantenimiento adecuado o son conducidas sin el debido cuidado.
El intento de huida del chofer, quien fue retenido por vecinos hasta la llegada de las autoridades, refleja una preocupante falta de responsabilidad en algunos operadores del transporte público. La Secretaría de Seguridad Ciudadana y Tránsito de Benito Juárez intervino para detener al conductor y asegurar la escena, pero el operativo se complicó cuando un motociclista, distraído por el incidente y circulando a alta velocidad, colisionó contra una patrulla. Este segundo accidente, aunque menor, subraya los problemas de imprudencia vial que plagan las calles de Cancún.
Un problema sistémico en el transporte público
Este no es un caso aislado. Cancún, con una población que supera los 900,000 habitantes y un flujo constante de turistas, depende en gran medida de urvans y combis para movilizar a sus residentes, especialmente en zonas periféricas como La Joya. Sin embargo, la falta de regulación estricta, la antigüedad de muchas unidades y la capacitación insuficiente de los conductores han generado un historial de accidentes que no parece disminuir. Según datos de la Dirección de Tránsito de Benito Juárez, en 2024 se registraron más de 1,200 accidentes viales en el municipio, con el transporte público involucrado en al menos el 15% de los casos.
La Joya, un fraccionamiento de clase trabajadora, es particularmente vulnerable a estos incidentes debido a sus calles angostas, la alta densidad de tráfico y la presencia de unidades de transporte que a menudo operan a máxima capacidad. Residentes han denunciado en redes sociales la conducción temeraria de algunos choferes, quienes, presionados por cumplir rutas en tiempos récord, priorizan la velocidad sobre la seguridad.
Voces de la comunidad y la necesidad de cambio
“Esto es el pan de cada día. Las urvans corren como si fueran autos de carreras, y nadie hace nada hasta que pasa una desgracia”, comentó María López, vecina de La Joya, en una publicación en X tras el accidente. Su testimonio refleja un sentimiento generalizado de frustración entre los cancunenses, quienes exigen mayor supervisión de las autoridades y sanciones más severas para los responsables de estos incidentes.
El choque en La Joya también reaviva el debate sobre la modernización del transporte público en Quintana Roo. Mientras ciudades como Mérida han avanzado en la implementación de sistemas de transporte más seguros y eficientes, Cancún sigue rezagado, atrapado en un modelo obsoleto que pone en riesgo a pasajeros y peatones.
¿Qué sigue para Cancún?
El accidente en La Joya no solo es una tragedia evitable, sino un recordatorio de la urgencia de reformas estructurales. Las autoridades deben priorizar la inspección rigurosa de las unidades de transporte, establecer límites de velocidad más estrictos en zonas residenciales y garantizar que los conductores reciban capacitación adecuada. Asimismo, la ciudadanía merece transparencia sobre las medidas que se tomarán contra Celestino G. S. y cualquier otro operador que ponga en peligro vidas.
Mientras tanto, los habitantes de La Joya y otras comunidades de Cancún seguirán navegando un sistema de transporte que, lejos de ser una solución, se ha convertido en un riesgo cotidiano. La pregunta no es si habrá otro accidente, sino cuándo.
Con información de: Quadratín