El Cráneo Perdido de Bernardino Cen: ¿Despojo Cultural o Negligencia Estatal?
El INAH está en el ojo del huracán, Margarito Molina, delegado del INAH en Quintana Roo, admitió desconocer que el cráneo ya no estaba en exhibición
Felipe Carrillo Puerto.- En Tihosuco, Quintana Roo, el Museo de la Guerra de Castas, alguna vez un bastión de memoria indígena, atraviesa una crisis que indigna a historiadores y comunidades mayas. El cráneo de Bernardino Cen, general maya y símbolo de la resistencia durante la Guerra de Castas (1847-1901), ha desaparecido sin explicación oficial, nueve meses después de una opaca “rehabilitación” del museo ejecutada entre 2022 y 2023. Este no es un simple extravío, es un golpe a la dignidad de un pueblo que lucha por preservar su historia frente a la indiferencia institucional y la banalización turística.
El cráneo, exhumado en 1997 del cementerio de Chan Santa Cruz y entregado al museo en 1998 por la comunidad maya, era más que una reliquia. Según el historiador Gilberto Avilez Tax, representaba la lucha por la justicia y autonomía de un pueblo oprimido. Durante años, formó parte de un altar ceremonial con cruces parlantes y documentos históricos, un espacio que honraba la Guerra de Castas como un levantamiento legítimo contra siglos de colonialismo. Sin embargo, tras la renovación financiada por el Gobierno de México, el altar fue desmantelado, las cruces retiradas y el cráneo esfumado. En su lugar, el museo ofrece ahora una tienda de souvenirs, zonas para selfies y un guion que reduce la guerra a un conflicto iniciado por “ladrones mayas”, ignorando el contexto de despojo y racismo estructural.
La gestión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) está en el ojo del huracán. Margarito Molina, delegado del INAH en Quintana Roo, admitió desconocer que el cráneo ya no estaba en exhibición, según reportes locales. No hay investigación oficial, ni rendición de cuentas, ni diálogo con la comunidad de Felipe Carrillo Puerto, que denuncia un acto de violencia simbólica. La falta de protocolos para conservar una pieza tan frágil, sumada a la exclusión de líderes comunitarios y expertos en el rediseño museográfico, evidencia una negligencia que Avilez describe como “xcaretización”, la transformación del patrimonio en espectáculo turístico, despojando a los mayas de su narrativa.
El museo, inaugurado en 1993, fue pionero al narrar la Guerra de Castas desde una perspectiva indígena. Hoy, su transformación refleja una tendencia preocupante, la priorización del turismo sobre la verdad histórica. Mientras el INAH guarda silencio, la comunidad exige la devolución del cráneo y un documento colectivo para presionar a las autoridades. La pregunta resuena: ¿cómo puede desaparecer un símbolo de resistencia sin que nadie asuma responsabilidad?
Este caso trasciende la pérdida de un objeto. Es un recordatorio de que el despojo cultural sigue vigente, ahora disfrazado de modernización. En Tihosuco, la memoria maya no solo enfrenta el olvido, sino una maquinaria que parece más interesada en vender postales que en honrar la verdad.