El pastor depredador: Escándalo de abuso sexual sacude a Bacalar
El caso, dado a conocer por el fiscal general del estado, expone no solo la gravedad de los delitos, sino también las grietas en la confianza comunitaria hacia figuras religiosas
Chetumal.- La detención de Natanael N, un pastor de una iglesia en Bacalar, ha desatado indignación en Quintana Roo tras ser acusado de violar a dos menores de 14 y 15 años, ambas miembros de su congregación. El caso, dado a conocer por el fiscal general del estado, Raciel López Salazar, expone no solo la gravedad de los delitos, sino también las grietas en la confianza comunitaria hacia figuras religiosas que, en teoría, deberían ser guías morales.
El arresto se concretó en Cancún, municipio de Benito Juárez, donde Natanael había huido tras las denuncias presentadas por las víctimas. Según las autoridades, el sujeto habría aprovechado su posición de autoridad para manipular y agredir sexualmente a las menores, utilizando tácticas que revelan un patrón de abuso premeditado. En el primer caso, el pastor ofreció llevar a una de las niñas a su casa en motocicleta, pero la desvió a una brecha solitaria donde la violó y la amenazó de muerte si hablaba. En el segundo, se valió de la confianza de los padres de la víctima, a quienes convenció de que "cuidaría" a la menor de 15 años en su ausencia, para luego abusar de ella.
Este caso no es un hecho aislado en México, donde las denuncias por abuso sexual en contextos religiosos han ido en aumento. Según datos de la Red Nacional de Refugios, en 2024 se registraron más de 3,000 casos de violencia sexual contra menores en el país, muchos de ellos perpetrados por figuras de autoridad como maestros, entrenadores o líderes religiosos. En Quintana Roo, un destino turístico que a menudo proyecta una imagen de paraíso, la incidencia de delitos sexuales contra menores ha crecido un 12% en los últimos tres años, según estadísticas de la Fiscalía General del Estado.
Lo que hace particularmente inquietante este caso es el uso del poder y la manipulación psicológica por parte de Natanael N. Como pastor, no solo tenía acceso directo a las víctimas, sino que gozaba de una percepción de intachabilidad que le permitió actuar impunemente hasta que las menores, con valentía, decidieron denunciarlo. Este acto de coraje pone en el centro del debate la necesidad de escuchar a las víctimas y de implementar mecanismos de prevención en espacios religiosos, donde la opacidad y el encubrimiento han sido, históricamente, un problema recurrente.
Por ahora, Natanael N enfrenta un proceso penal que podría llevarlo a prisión, pero el daño a las víctimas y a la comunidad de Bacalar es irreparable. El caso plantea preguntas incómodas: ¿cómo se supervisan a quienes ostentan autoridad moral? ¿Qué medidas concretas está tomando el estado para proteger a los menores de depredadores que se esconden tras una fachada de rectitud? Mientras la justicia avanza, la sociedad quintanarroense espera respuestas y, sobre todo, cambios que garanticen que tragedias como esta no se repitan.
El juicio de Natanael no solo será contra un hombre, sino contra un sistema que, por acción u omisión, permitió que el lobo se vistiera de pastor.
Con información de: Quadratín