Expedientes X: Los caballos que cayeron en la 5ta Av de Playa del Carmen en la cabalgata política de las legisladoras verde-morenistas Anahí, Majo y Jennifer
La Tercera Cabalgata Federada Playa del Carmen 2025, lejos de ser una celebración cultural, se convirtió en un ejemplo de la negligencia y contradicción de un evento político.
Playa del Carmen.— La Tercera Cabalgata Federada Playa del Carmen 2025, organizada por la Asociación Civil Playa del Carmen A Caballo y la Dirección de Desarrollo Agropecuario y Ganadería, ha desatado una ola de indignación tras el colapso de al menos dos caballos, presuntamente por golpe de calor, durante el recorrido del sábado 12 de julio. El evento, encabezado por figuras públicas como la senadora Anahí González (Morena) y las diputadas locales María José “Majo” Osorio (PVEM) y Jennifer Paulina Rubio Tello (Morena), expuso no solo las precarias condiciones a las que fueron sometidos los animales, sino también una alarmante falta de planificación, logística y sensibilidad hacia el bienestar animal por parte de los organizadores y participantes.
El incidente: un colapso evitable
El desplome de uno de los caballos —un negro azabache—, ocurrió alrededor de las 13:45 en la Quinta Avenida, frente al restaurante Señor Frog’s, tras dos horas de recorrido bajo temperaturas de 40 °C y una sensación térmica que, según reportes, superaba los 46 °C. El animal, exhausto por el calor y el esfuerzo, sufrió una aparente fractura en una pata tras enredarse con una cadena, lo que precipitó su caída. Este no fue un caso aislado: otros dos caballos colapsaron en puntos distintos del trayecto (en Quinta Avenida con Constituyentes y en CTM con Décima), evidenciando las condiciones extremas a las que fueron sometidos los aproximadamente 200 equinos participantes.
A pesar de las dos “paradas técnicas” de hidratación mencionadas, estas resultaron insuficientes para contrarrestar el impacto del pavimento caliente, la exposición prolongada al sol y el peso de los jinetes, monturas y aparejos. Testigos reportaron señales claras de agotamiento en los caballos, como relinchos de resistencia y dificultades para mantenerse en pie sobre superficies resbaladizas de pavimento y adocreto. La falta de medidas preventivas, como un horario más adecuado o un trayecto más corto, apunta a una negligencia estructural en la planificación del evento.
Respuesta caótica y falta de profesionalismo
La respuesta al colapso del caballo fue un reflejo del desorden organizativo. La ambulancia equina, aunque presente, carecía de un veterinario capacitado, y los intentos de reanimación –que incluyeron rociar al caballo con agua, usar cartones para ventilarlo y colocarle sombra improvisada– fueron descoordinados y poco efectivos. Tras más de media hora de esfuerzos infructuosos, el animal, débil y con una pata lesionada, fue trasladado en un remolque al cuidado veterinario, dejando una imagen desoladora entre los turistas, comerciantes y trabajadores que presenciaron la escena.
La ausencia de un protocolo claro para emergencias de este tipo, sumada a la actitud confrontacional de algunos organizadores hacia quienes grababan el incidente, refuerza la percepción de una organización deficiente y una priorización de la imagen pública sobre el bienestar animal. La falta de un veterinario en la ambulancia equina es particularmente grave, considerando que el evento involucró a cientos de animales en condiciones climáticas extremas.
La incongruencia política del PVEM y Morena
El evento contó con la participación de figuras públicas asociadas al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Morena, quienes se han presentado como defensores del medio ambiente y el bienestar animal. La presencia de la senadora Anahí González y las diputadas Majo Osorio y Jeni Rubio, junto con el regidor Juan Novelo, generó expectativas de un evento alineado con los principios de protección animal. Sin embargo, las acciones –o la falta de ellas– contradicen este discurso.
La diputada Majo Osorio, en particular, ha enfrentado críticas por intentar deslindarse de responsabilidad, argumentando que asistió únicamente por invitación de la presidenta municipal, Estefanía Mercado. Esta afirmación es desmentida por la convocatoria oficial, emitida por José del Ángel Ortiz Tapia, presidente de la asociación organizadora, quien incluyó a Osorio y otras figuras públicas en la planificación. La legisladora, en un video posterior, destacó que su caballo usaba herraduras de hule y soportó el recorrido, pero omitió mencionar las condiciones generales de los demás animales, lo que sugiere un intento de minimizar su responsabilidad en un evento que promovió activamente.
El PVEM, que se autoproclama defensor del medio ambiente, queda en entredicho al avalar un evento que resultó en sufrimiento animal. La Ley de Protección y Bienestar Animal de Quintana Roo, que debería regular este tipo de actividades, parece haber sido ignorada, ya que no se reportaron medidas visibles para garantizar la seguridad de los caballos, como evaluaciones veterinarias previas, límites de tiempo de exposición al calor o superficies adecuadas para el recorrido.
Reacciones y demandas de la sociedad
La difusión de videos e imágenes en redes sociales, que documentaron el sufrimiento de los caballos, desató una fuerte indignación entre colectivos animalistas y ciudadanos. Activistas han calificado el evento como un acto de maltrato animal y han exigido una investigación inmediata, así como sanciones para los responsables. Frases como “no se puede hablar Karma de ecología mientras se explota a los animales para fines políticos” reflejan el sentimiento de frustración ante la hipocresía de los organizadores y participantes.
La falta de declaraciones oficiales por parte de los organizadores, la senadora González, las diputadas del PVEM o las autoridades locales agrava la percepción de indiferencia. Hasta el momento, no se han reportado consecuencias legales ni administrativas, lo que pone en cuestión la efectividad de las leyes locales de protección animal y la voluntad política para hacerlas cumplir.
Un evento con fines políticos, pero a qué costo
La cabalgata, realizada en el marco de los festejos por el aniversario de Playa del Carmen y en honor a la Virgen del Carmen, tuvo un claro componente político. La participación de figuras públicas buscaba capitalizar la simpatía de los cabalgantes y sus familias, así como la atención de los turistas en la emblemática Quinta Avenida. Sin embargo, esta búsqueda de “aplauso fácil” se tradujo en un espectáculo que priorizó la vanidad política sobre el bienestar de los animales.
El recorrido de 12 a 13 kilómetros, iniciado a las 11:00 de la mañana bajo un sol abrasador, ignoró las advertencias meteorológicas de Protección Civil, que reportaban temperaturas de 33-35 °C con una sensación térmica superior a los 40 °C. La elección de un horario y un trayecto tan exigentes, sin medidas adecuadas de hidratación o descanso, refleja una falta de consideración hacia las necesidades fisiológicas de los caballos, muchos de los cuales mostraban signos evidentes de agotamiento desde temprano en el recorrido.
Conclusión
La Tercera Cabalgata Federada Playa del Carmen 2025, lejos de ser una celebración cultural, se convirtió en un ejemplo de negligencia y contradicción. La participación de figuras públicas que se autoproclaman defensoras del medio ambiente, como las del PVEM y Morena, no hizo más que resaltar la desconexión entre su discurso y sus acciones. El sufrimiento de “El Bonito” y otros caballos es un recordatorio de que los eventos tradicionales no deben perpetuarse a costa del bienestar animal. La indignación ciudadana y las demandas de los colectivos animalistas deben traducirse en acciones concretas: investigaciones, sanciones y un cambio en la forma en que se organizan este tipo de actividades. Solo así se podrá garantizar que la tradición no se convierta en sinónimo de maltrato.







