Fuego en el paraíso: Quintana Roo lucha contra seis incendios forestales activos
Un total de 95 personas, entre brigadistas de CONAFOR, bomberos, personal de Protección Civil y voluntarios, trabajan incansablemente
Chetumal.- En el corazón de la selva quintanarroense, la batalla contra el fuego no da tregua. La Coordinación Estatal de Protección Civil de Quintana Roo (COEPROC) y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) reportan seis incendios forestales activos que amenazan los ecosistemas de este estado, un destino turístico conocido por su biodiversidad. Con 1,410 hectáreas afectadas en lo que va de 2025, la situación exige un análisis crítico de las estrategias de combate y las causas subyacentes de estos siniestros.
La magnitud del problema
Según datos oficiales de la CONAFOR, de los 14 incendios registrados en Quintana Roo este año, seis siguen activos al 7 de mayo de 2025. En Isla Mujeres, el incendio "El Porvenir" está casi controlado (100% de perímetro, 80% de liquidación), mientras que "La Reyna" en la misma zona apenas alcanza un 20% de control. En Puerto Morelos, "La Selva" está cerca de ser sofocado (95% de control, 90% de liquidación). Sin embargo, en Playa del Carmen, "El Higo", iniciado el 1 de mayo, muestra un alarmante 5% de control, reflejando la dificultad de las operaciones en ciertas áreas. En Lázaro Cárdenas, "Santa Melva" avanza lentamente (50% de control), y en Othón P. Blanco, "Chula Vista" permanece en monitoreo, ya que el terreno intransitable pone en riesgo a los brigadistas.
Un total de 95 personas, entre brigadistas de CONAFOR, bomberos, personal de Protección Civil y voluntarios, trabajan incansablemente. Sin embargo, la magnitud de los incendios plantea preguntas sobre la suficiencia de recursos y la preparación ante una temporada de incendios que, según expertos, se agrava por el cambio climático y la sequía prolongada en la región.
Contexto y causas
Quintana Roo, hogar de la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an y otros ecosistemas clave, enfrenta un desafío creciente. La CONAFOR ha señalado que la mayoría de los incendios forestales en México (hasta un 90% según estudios históricos) son causados por actividades humanas, como quemas agrícolas mal controladas o descuidos en áreas recreativas. En un estado donde el turismo y la agricultura son pilares económicos, la presión sobre los recursos naturales es constante. La deforestación y el cambio de uso de suelo, impulsados por desarrollos inmobiliarios y agrícolas, también debilitan la resiliencia de los bosques ante el fuego.
El Centro Estatal de Manejo de Fuego reporta que las 1,410 hectáreas afectadas representan una pérdida significativa para la biodiversidad local, incluyendo especies endémicas y hábitats críticos. Aunque no se han reportado víctimas humanas, el impacto en la flora y fauna es innegable, y la recuperación de estas áreas podría tomar décadas.
Respuesta y críticas
La respuesta de las autoridades ha sido coordinada, pero no exenta de críticas. La falta de acceso a ciertas zonas, como en el caso de "Chula Vista", evidencia limitaciones logísticas y de equipamiento. Expertos en manejo de incendios, como los citados en reportes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sugieren que México necesita mayor inversión en tecnología de monitoreo satelital y capacitación de brigadistas para anticiparse a los siniestros. Además, la dependencia de voluntarios, aunque valiosa, pone en evidencia la necesidad de más personal profesional y mejor remunerado.
La COEPROC ha hecho un llamado a la población para reportar incendios al 911 o al número especializado 9831119208. Sin embargo, la prevención sigue siendo el talón de Aquiles, campañas educativas y regulaciones más estrictas sobre quemas agrícolas podrían reducir la incidencia de estos desastres.
Una llamada a la acción
Los incendios en Quintana Roo no son solo una emergencia local, sino un recordatorio de los desafíos ambientales que enfrenta México en un contexto de calentamiento global. Mientras los brigadistas arriesgan sus vidas en la primera línea, la sociedad y las autoridades deben preguntarse: ¿estamos haciendo lo suficiente para proteger nuestro patrimonio natural? La respuesta, por ahora, parece insuficiente. El fuego sigue avanzando, y el paraíso está en juego.