La solución de Diego Castañón ante la pérdida del Turismo en Tulum: Mandar a 50 artesanos tulumenses a vender a los tianguis de Cancún
Alcalde pide a ciudadanos, empresarios y medios de comunicación que “hablen bien” del destino.
Tulum.— En un intento desesperado por contrarrestar la alarmante caída del turismo en Tulum, el presidente municipal Diego Castañón Trejo ha recurrido a medidas que combinan súplicas públicas, estrategias improvisadas y un intento de controlar la narrativa mediática. Durante su conferencia semanal este martes, Castañón pidió a ciudadanos, empresarios y medios de comunicación que “hablen bien” del destino para “cuidar a los turistas”, una solicitud que, lejos de inspirar confianza, refleja una desconexión con la gravedad de los problemas que enfrenta el municipio. En lugar de presentar un plan integral para abordar la crisis turística, Castañón propuso enviar a 50 artesanos de Tulum a vender sus productos una vez al mes en los “tianguis verdes” de Cancún, tras un acuerdo con el municipio de Benito Juárez.
Esta medida, presentada como una “oportunidad” para los artesanos, no solo es insuficiente para reactivar la economía local, sino que parece un intento desesperado por desplazar el problema en lugar de resolverlo. Enviar a los productores a un mercado competitivo como Cancún, sin un esquema claro de apoyo logístico o comercial, pone en riesgo su viabilidad económica y no aborda la falta de visitantes en Tulum, el verdadero origen de la crisis.
El alcalde también instó a los medios a evitar críticas negativas, argumentando que “solitos están echando a perder” el turismo. Esta petición de censura implícita es preocupante, ya que pretende ocultar problemas estructurales como la inseguridad, el recale masivo de sargazo (5 mil toneladas en 2025, según el director de Zofemat, David Buchanan), la acumulación de basura (230 toneladas diarias trasladadas a Playa del Carmen) y la falta de acceso libre a playas y la zona arqueológica. En lugar de asumir responsabilidad y proponer soluciones concretas, Castañón opta por culpar a los críticos y minimizar los problemas, afirmando que “van a la baja” sin ofrecer datos verificables.
Otros anuncios, como una reunión virtual con la secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez Zamora, para diseñar una estrategia de promoción de cara a la temporada invernal, carecen de detalles específicos y parecen más un intento de ganar tiempo que una solución real. Asimismo, la mención de “incentivos” para comerciantes y la exigencia a los directores municipales de “ponerse la camiseta” evidencian una gestión reactiva, sin un rumbo claro para recuperar la competitividad de Tulum como destino turístico.
En cuanto a los problemas ambientales, aunque Buchanan destacó esfuerzos para limpiar las playas y mitigar el impacto del sargazo, sus comentarios confirman que 2025 ha sido el peor año en recale, lo que contradice el optimismo del alcalde. La falta de un plan robusto para gestionar el sargazo, la basura y la protección de los ecosistemas, como los nidos de tortugas, pone en riesgo la sostenibilidad del destino. Además, la queja sobre el mal servicio de Tránsito y la promesa del líder de los “Tiburones Rojos” de mejorar el transporte público suenan más a promesas vacías que a compromisos respaldados por acciones tangibles.
La estrategia de Castañón se basa en la improvisación y en un intento de maquillar la crisis en lugar de enfrentarla. Su solicitud de “hablar bien” del destino y evitar críticas no solo subestima la inteligencia de los ciudadanos y los medios, sino que ignora la realidad que los turistas perciben: inseguridad, deterioro ambiental y servicios deficientes. Enviar artesanos a Cancún no resuelve la falta de visitantes en Tulum, y la falta de transparencia sobre los problemas estructurales solo agrava la desconfianza. Mientras el alcalde apela a la “unidad” y a la buena voluntad, Tulum necesita un liderazgo que priorice soluciones concretas, como mejorar la seguridad, invertir en infraestructura sostenible y garantizar el acceso público a sus atractivos naturales y culturales. Sin un cambio de fondo, las medidas de Castañón seguirán siendo paliativos que no devolverán a Tulum su brillo perdido.


