Maestros de México alzan la voz: CCL se suma al paro nacional de la CNTE el 15 de mayo
La chispa que encendió esta protesta es la exigencia de derogar la reforma de 2007 a la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
Chetumal.- El próximo 15 de mayo, el Comité Central de Lucha (CCL) se unirá al paro nacional de labores convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un movimiento que amenaza con paralizar el sistema educativo mexicano. La chispa que encendió esta protesta es la exigencia de derogar la reforma de 2007 a la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que reemplazó el Sistema Solidario de Pensiones por un modelo de cuentas individuales, dejando a miles de docentes sin una jubilación digna.
El descontento no es nuevo. Desde febrero, el CCL ha intensificado sus acciones en Quintana Roo, el 26 de ese mes, instalaron plantones frente al Palacio de Gobierno y ayuntamientos, y el 4 de abril bloquearon las oficinas de la Secretaría de Educación estatal (SEQ). Estas protestas, que involucraron a 22,787 maestros (14,444 de nivel básico y 6,343 de medio superior), afectaron directamente a 418,902 estudiantes, según datos oficiales. Las vacaciones de Semana Santa forzaron una pausa temporal, pero el regreso a clases el 27 de abril no calmó los ánimos. Ahora, el CCL anuncia un paro indefinido, sumándose a la CNTE en una lucha que trasciende las fronteras estatales.
El trasfondo es complejo. En 2007, la reforma al ISSSTE, impulsada durante el gobierno de Felipe Calderón, transformó el sistema de pensiones en un modelo de cuentas individuales gestionadas por Afores, lo que muchos docentes consideran una privatización encubierta. Este cambio, combinado con salarios estancados y la falta de incentivos, ha deteriorado las condiciones laborales del magisterio. Además, el costo de vida sigue en aumento, mientras las escuelas públicas enfrentan problemas estructurales, aulas en condiciones precarias, falta de materiales y una inversión insuficiente en infraestructura.
La reciente iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum, presentada el 7 de febrero de 2025, buscaba reformar nuevamente la Ley del ISSSTE, proponiendo una mayor tributación para trabajadores con ingresos superiores a 10 UMAs (aproximadamente 3,000 pesos mensuales) para mejorar los servicios del instituto. Sin embargo, la propuesta fue retirada del Congreso tras críticas, y no abordó una de las promesas clave de Sheinbaum durante su campaña, reducir la edad de jubilación a 28 años para mujeres y 30 para hombres, en lugar de los 60 actuales. Este incumplimiento avivó la indignación del magisterio.
El vocero del CCL, Xavier Eslava Méndez, ha sido claro, el paro no solo busca la derogación de la reforma de 2007, sino también salarios dignos, basificación de plazas, reconocimiento a la labor docente y mejores condiciones para los estudiantes. “Sin bienestar docente, no hay educación de calidad”, afirmó. Sin embargo, el impacto en el ciclo escolar 2024-2025, que concluye el 16 de julio, es innegable. Las suspensiones previas ya generaron un rezago académico que aún no se recupera, y un paro indefinido podría agravar la crisis.
El gobierno estatal, representado por la secretaria de Gobierno, Cristina Torres Gómez, y la titular de Educación, Elda María Xix Euán, intentó negociar el 12 de abril, pero las conversaciones colapsaron. La falta de acuerdos ha radicalizado las posturas, con marchas y bloqueos carreteros que reflejan la frustración acumulada. El CCL apela a la comprensión de los padres de familia, argumentando que estas acciones buscan beneficios para toda la comunidad educativa. Sin embargo, la paciencia de la sociedad podría ponerse a prueba si el paro se prolonga.
Análisis crítico: El movimiento magisterial pone en evidencia una herida abierta en el sistema educativo mexicano, la precarización laboral de los docentes y el abandono de la infraestructura escolar. Si bien las demandas del CCL son legítimas, la estrategia de paros prolongados genera un dilema ético, al afectar a cientos de miles de estudiantes, muchos de los cuales ya enfrentan desventajas estructurales. Por otro lado, el gobierno federal parece atrapado entre promesas incumplidas y una incapacidad para dialogar efectivamente con el magisterio. La retirada de la iniciativa de Sheinbaum, aunque evitó una confrontación mayor, no resolvió el problema de fondo y podría interpretarse como una señal de debilidad política.
El paro nacional será una prueba de fuego para todas las partes. Para el CCL y la CNTE, la cohesión y la capacidad de movilización serán clave; para el gobierno, la habilidad de negociar sin ceder a presiones extremas definirá su credibilidad. Mientras tanto, los estudiantes quedan en el limbo, atrapados en un conflicto que refleja las profundas desigualdades del sistema. La pregunta es si este movimiento logrará cambios estructurales o se diluirá en un ciclo de protestas sin fin.