Maestros de Quintana Roo en Pie de Lucha: Rechazo a la propuesta estatal y la sombra del paro nacional
María Cristina Torres Gómez, y la titular de Educación, Elda María Xix Euán, no logró apaciguar los ánimos de los inconformes
Chetumal.- La tensión en el sector educativo de Quintana Roo no cede. El Comité Central de Lucha (CCL), que agrupa a maestros disidentes, rechazó de manera contundente la propuesta del Gobierno del Estado para resolver un pliego petitorio de 39 puntos, tras una maratónica jornada de negociaciones que se extendió por más de 11 horas. La reunión, encabezada por la secretaria de Gobierno, María Cristina Torres Gómez, y la titular de Educación, Elda María Xix Euán, no logró apaciguar los ánimos de los inconformes, quienes ahora contemplan sumarse al paro nacional convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a partir del 15 de mayo.
El conflicto, que lleva semanas escalando, se agudizó ayer con bloqueos intermitentes en puntos clave de Chetumal, como las avenidas Insurgentes y Javier Rojo Gómez, y la entrada a la ciudad cerca del Centro de Rehabilitación Integral (CRIT). Estas acciones, que generaron molestias entre automovilistas y transeúntes, reflejan la frustración de los maestros, quienes mantienen un plantón frente a la Secretaría de Educación de Quintana Roo (SEQ). Sin embargo, el descontento no solo apunta al gobierno: al interior del movimiento, las fisuras son evidentes. Algunos manifestantes acusaron a la comisión negociadora del CCL, liderada por Xavier Jahir Eslava Méndez, de haber “traicionado” sus demandas, lo que derivó en un tenso intercambio de reclamos.
Un pliego petitorio atrapado en el limbo federal
El núcleo del conflicto radica en la naturaleza de las demandas magisteriales, que incluyen aumentos salariales, mejores prestaciones, 90 días de aguinaldo, creación de plazas para el Personal de Apoyo a la Educación (PAE), regularización de trabajadores por honorarios y seguridad social. Estas peticiones, según el Gobierno del Estado, son de competencia federal, un argumento que los maestros consideran una maniobra para evadir responsabilidades. La Reforma a la Ley del ISSSTE de 2007, que regula muchas de estas prestaciones, no fue tomada en cuenta en las propuestas estatales, lo que alimentó la percepción de que las autoridades locales se limitan a “lavarse las manos”.
El gobierno quintanarroense, en su papel de intermediario, propuso canalizar las demandas a programas sociales y organismos locales, una solución que los maestros tildaron de insuficiente y poco concreta. Según el acuerdo alcanzado, la secretaria de Educación viajará este domingo a la Ciudad de México para reunirse con autoridades de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Secretaría de Educación Pública (SEP). Sin embargo, la minuta presentada tras las negociaciones fue rechazada de plano por los inconformes, quienes argumentan que no hay garantías de que sus demandas sean atendidas antes del 31 de abril, cuando concluye el Período Ordinario del Congreso de la Unión, instancia clave para aprobar reformas laborales.
Entre la unidad y la fractura
La falta de avances ha exacerbado las tensiones internas en el CCL. La desconfianza hacia los representantes negociadores no es un fenómeno nuevo en movimientos magisteriales, pero en este caso amenaza con debilitar la cohesión del grupo. Mientras algunos maestros insisten en mantenerse en el plantón frente a la SEQ, el Palacio de Gobierno y los ayuntamientos, otros ven en la adhesión a la CNTE una oportunidad para amplificar su lucha. La CNTE, conocida por su postura combativa, ha convocado a un paro nacional que podría paralizar aulas en varios estados, y la posible incorporación de los maestros quintanarroenses añadiría presión al gobierno federal.
Sin embargo, el panorama no es sencillo. Los programas sociales a los que el estado pretende recurrir están, en su mayoría, saturados, y las mesas de trabajo programadas del 21 al 26 de abril para atender los niveles de educación básica y media superior podrían convertirse en un nuevo campo de batalla si no ofrecen soluciones tangibles. La pregunta que flota en el aire es si el gobierno estatal logrará articular una estrategia efectiva para mediar con la Federación o si, por el contrario, el movimiento magisterial escalará hasta convertirse en un problema de alcance nacional.
Un conflicto con raíces profundas
El malestar de los maestros no es un fenómeno aislado. Responde a décadas de políticas educativas que han precarizado las condiciones laborales del gremio, desde la falta de plazas formales hasta la inseguridad social para los contratados por honorarios. En Quintana Roo, donde el turismo es el motor económico, la educación ha quedado rezagada en las prioridades presupuestales, y los docentes sienten que sus demandas son invisibilizadas en un estado que proyecta prosperidad al exterior.
El rechazo a la propuesta estatal no solo es un grito de inconformidad, sino un recordatorio de que las soluciones de fondo requieren voluntad política y coordinación entre los tres niveles de gobierno. Por ahora, los maestros de Quintana Roo permanecen firmes, pero el reloj avanza. Con el paro nacional a la vista y un Congreso a punto de cerrar sesiones, el tiempo para negociar se agota, y las aulas siguen sin clases. ¿Podrán las autoridades evitar una crisis mayor? La respuesta, como siempre, está en los hechos, no en las promesas.