Muere "Manchitas" en Playa del Carmen, el venado bebé que perdió a su madre tras atropellamiento en Playacar
Proyectos inmobiliarios desmedidos y la tolerancia de autoridades del Ayuntamiento de Playa del Carmen bajo la presidencia de Estefanía Mercado.
Playa del Carmen.— Un nuevo episodio de indignación en Playa del Carmen tras la muerte de "Manchitas", un venadito que, según denuncias de vecinos, sucumbió días después de que su madre, un venado cola blanca, fuera atropellada y muriera la semana pasada mientras recibía atención veterinaria. Este trágico suceso no es un hecho aislado, sino el reflejo de una problemática mayor: el desplazamiento de fauna silvestre por proyectos inmobiliarios desmedidos y la tolerancia de autoridades del Ayuntamiento de Playa del Carmen bajo la presidencia de Estefanía Mercado, así como la indiferencia de administradores del fraccionamiento Playacar, quienes, según los residentes, priorizan intereses económicos sobre la protección ambiental. En tanto, ciudadanos y grupos de la sociedad civil se manifestarán contra los desarrollos que devastan el hábitat de las especies silvestres, este domingo a las 8 horas en las entrada del fraccionamiento Playacar.
En redes sociales, los habitantes de esta zona residencial han alzado la voz, señalando directamente al fraccionamiento Playacar y al proyecto inmobiliario *Residency By Awa* como responsables de la devastación del hábitat de los venados y otras especies. El desmonte irracional del predio donde se desarrolla este proyecto ha forzado a la fauna local a desplazarse hacia áreas urbanizadas, exponiéndolos a riesgos como el tráfico vehicular, que ya cobró la vida de la madre de "Manchitas" y ahora del pequeño cervatillo.
Una publicación en redes sociales, que rápidamente se viralizó, destapó no solo la frustración de los vecinos, sino también la opacidad en el manejo de la situación por parte de las autoridades y la administración del fraccionamiento. La autora del mensaje, cuya identidad no se revela por temor a represalias, denunció que, tras intentar dialogar sobre los avances en la protección de la fauna, se le pidió "mantenerse al margen" y respetar los "procesos" establecidos. Sin embargo, estos procesos, según la publicación, parecen estar más enfocados en proteger intereses económicos que en garantizar la seguridad de los animales o incluso de los residentes, incluidos los niños.
"Esperemos que el próximo no sea un niño", advirtió la autora, en un tono que mezcla impotencia y urgencia. Su mensaje pone en evidencia una preocupante falta de acción concreta: aunque en una junta reciente se habló de instalar rejas, cámaras y otras medidas para proteger tanto a la fauna como a la comunidad, las propuestas no prosperaron. La denunciante apunta a "intereses ocultos" y a una lucha de egos entre quienes buscan "brillar" o mantener el statu quo, en lugar de abordar la crisis con la seriedad que requiere.
Una problemática recurrente en Playacar
La muerte de "Manchitas" y su madre no es un caso aislado. Playa del Carmen, y en particular Playacar, ha sido escenario de un conflicto creciente entre el desarrollo inmobiliario y la conservación de su rica biodiversidad. Los venados cola blanca, una especie icónica de la región, han habitado durante décadas los manglares y selvas bajas de la zona, pero la expansión urbana descontrolada los ha confinado a espacios cada vez más reducidos. Proyectos como *Residency By Awa*, que han sido señalados por su impacto ambiental, han generado críticas no solo por el desmonte, sino por la falta de estudios de impacto ambiental rigurosos y la nula implementación de medidas de mitigación efectivas.
En los últimos meses, reportes de avistamientos de venados desorientados en las calles de Playacar se han multiplicado, acompañados de incidentes de atropellamientos y agresiones. Organizaciones ambientalistas locales, como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), han advertido que la falta de corredores ecológicos y la fragmentación del hábitat están empujando a estas especies al borde de la extinción local. A esto se suma la percepción de que las autoridades municipales y los administradores de fraccionamientos privados actúan con lentitud o, en el peor de los casos, con indiferencia.