Mujer muere en farmacia del Doctor Simi: La brecha entre la promesa de un "sistema de salud como el de Dinamarca" y la realidad mexicana
La retórica de un sistema “mejor que el de Dinamarca” no resiste el análisis frente a casos como el de Cancún y los datos objetivos
Cancún.- El 25 de abril, una mujer de 67 años falleció en un laboratorio de la farmacia Similares en Cancún, mientras esperaba realizarse estudios clínicos. Según reportes, se desvaneció y, a pesar de la llegada de paramédicos, no pudo ser reanimada, presumiendo un infarto como causa. Este caso, ocurrido en la avenida Tulum, Supermanzana 22, no solo es una tragedia personal, sino un reflejo de las carencias estructurales del sistema de salud mexicano. En contraste, el expresidente Andrés Manuel López Obrador afirmó en su último informe de gobierno, el 1 de septiembre de 2024, que México cuenta con un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”. Esta declaración, repetida desde 2019, merece un escrutinio crítico, especialmente a la luz de casos como el de Cancún y los datos verificables sobre ambos sistemas.
Contexto: La promesa de un sistema de salud de primer mundo
En 2019, el gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Salud, expresó interés en colaborar con Dinamarca para fortalecer la atención primaria, inspirándose en su modelo de salud. En su último informe, López Obrador destacó el programa IMSS-Bienestar y la creación de una megafarmacia como pilares de un sistema “universal y gratuito” que, según él, supera al danés. Sin embargo, la muerte de una adulta mayor en una farmacia de bajo costo en Cancún pone en duda estas afirmaciones y revela las limitaciones de un sistema fragmentado, donde la población recurre a servicios privados económicos por falta de acceso a atención pública de calidad.
Comparación: México vs. Dinamarca
1. Financiamiento y cobertura
- Dinamarca: El sistema de salud danés es universal, financiado principalmente por impuestos (84% del gasto total), con un gasto per cápita de 7,140 dólares en 2021 y un 10.8% del PIB destinado a salud. Todos los residentes tienen acceso a servicios gratuitos en el punto de uso, aunque existen copagos para medicamentos ambulatorios y atención dental. La digitalización es avanzada, con registros electrónicos interoperables y un fuerte enfoque en telemedicina, lo que permite una atención eficiente incluso en áreas remotas.
- México: México invierte aproximadamente el 6.08% de su PIB en salud, con un gasto per cápita significativamente menor. El sistema es fragmentado, con instituciones como el IMSS, ISSSTE y el INSABI (ahora IMSS-Bienestar) atendiendo a diferentes sectores. Según el INEGI, en 2024, cerca del 30% de la población carecía de acceso a servicios de salud públicos, recurriendo a opciones privadas como farmacias con consultorios. La megafarmacia, promovida como solución al desabasto de medicamentos, ha sido criticada por ineficiencias logísticas.
2. Infraestructura y personal
- Dinamarca: Cuenta con 3.4 médicos y 2.5 camas de hospital por cada 1,000 habitantes. A pesar de enfrentar escasez de enfermeras, el gobierno ha implementado políticas para aumentar la formación y retención de personal, con resultados visibles en la flexibilidad del sistema durante la pandemia de COVID-19. Las reformas hospitalarias han consolidado servicios especializados, mientras que la atención primaria es robusta, con citas el mismo día y servicios fuera de horario bien organizados.
- México: México tiene 2.4 médicos por cada 1,000 habitantes y una infraestructura hospitalaria saturada, especialmente en estados como Quintana Roo. El Hospital General de Cancún, por ejemplo, opera frecuentemente al límite, según reportes locales. La falta de equipo y personal capacitado en emergencias, como se vio en el caso de la farmacia Similares, es un problema recurrente. Además, el personal médico enfrenta condiciones laborales precarias, lo que ha generado protestas en los últimos años.
3. Respuesta a emergencias y calidad
- Dinamarca: La atención primaria actúa como puerta de entrada al sistema, reduciendo la presión sobre hospitales. Los consultorios están equipados para manejar emergencias básicas, y los servicios de ambulancia son rápidos y coordinados. Durante la pandemia, Dinamarca tuvo una de las tasas de mortalidad por COVID-19 más bajas de Europa (36 por millón), gracias a una rápida escalada de pruebas y campañas de vacunación. La satisfacción pública con el sistema es alta, con un 90% de aprobación en encuestas de 2021.
- México: En México, las farmacias con servicios médicos, como Similares, son una alternativa para quienes no acceden a hospitales públicos. Sin embargo, estas instalaciones no están preparadas para emergencias, como se evidenció en Cancún, donde la ausencia de equipo (por ejemplo, desfibriladores) y personal capacitado fue crítica. Durante la pandemia, México tuvo una mortalidad de 321 por millón, reflejando la sobrecarga del sistema. Encuestas nacionales, como la de 2006, muestran que el 76% de los mexicanos consideran que el sistema necesita cambios fundamentales.
4. Equidad y acceso
- Dinamarca: La cobertura universal elimina barreras económicas, aunque persisten desafíos en áreas rurales para reclutar médicos generales. Las reformas recientes buscan descentralizar servicios, fortaleciendo la atención primaria y digital para garantizar equidad.
- México: La desigualdad es un problema estructural. En Quintana Roo, donde el turismo genera riqueza, la infraestructura médica no ha crecido al mismo ritmo que la población. Los adultos mayores, como la fallecida en Cancún, son especialmente vulnerables debido al abandono familiar y la falta de servicios especializados. El IMSS-Bienestar, aunque busca universalizar la atención, enfrenta críticas por su implementación lenta y desabasto de medicamentos.
Análisis crítico: La retórica frente a la realidad
La afirmación de López Obrador de que México tiene un sistema “mejor que el de Dinamarca” carece de sustento. Índices internacionales, como el de CEOWORLD Magazine 2024, ubican a Dinamarca en el lugar 24 y a México en el 45 en calidad de sistemas de salud. Mientras Dinamarca invierte en digitalización, capacitación y atención primaria, México lucha con un sistema fragmentado, subfinanciado y sobrecargado. El caso de Cancún es emblemático: una mujer murió en un laboratorio privado porque el sistema público no ofrece alternativas accesibles y las clínicas de farmacias no están equipadas para emergencias.
Además, la narrativa oficial ignora datos duros. Durante el sexenio de López Obrador, los gastos de bolsillo en salud aumentaron hasta un 30% para los hogares de bajos ingresos. La megafarmacia, presentada como un logro, no ha resuelto el desabasto, y los hospitales públicos siguen enfrentando carencias de equipo y personal. En contraste, Dinamarca ha enfrentado sus propios desafíos, como la escasez de enfermeras, con políticas a largo plazo que México no ha replicado.
Voces locales y reacciones
En redes sociales, el caso de Cancún generó indignación. Usuarios en X criticaron la falta de preparación en las farmacias y la precariedad del sistema de salud, con comentarios como: “¿Dónde están los equipos de emergencia en estos lugares?”. Las críticas al discurso oficial también son evidentes: “La realidad del sistema de salud dista mucho de Dinamarca”, escribió un usuario, reflejando el escepticismo generalizado.
Conclusión: Un abismo por cerrar
La muerte de una adulta mayor en una farmacia Similares no es un incidente aislado, sino un síntoma de un sistema de salud que no cumple con las promesas de grandeza. Mientras Dinamarca ofrece cobertura universal, atención primaria sólida y una respuesta efectiva a emergencias, México enfrenta desigualdades, subinversión y una dependencia de soluciones privadas de baja calidad. La retórica de un sistema “mejor que el de Dinamarca” no resiste el análisis frente a casos como el de Cancún y los datos objetivos. Para acercarse al modelo danés, México necesita una inversión masiva en infraestructura, personal y regulación, así como un compromiso real con la equidad. Hasta entonces, tragedias como esta seguirán siendo un recordatorio de la brecha entre la propaganda y la realidad.