Ola de envenenamientos de gatos sacude Cancún y enciende alertas
La Dirección de Bienestar Animal reporta ocho casos confirmados de maltrato en la ciudad, urge a denunciar y advierte sanciones penales contra los responsables.
Cancún.- En Cancún, la tranquilidad de las colonias se ve amenazada por un preocupante aumento en los casos de envenenamiento de gatos, un acto de crueldad que no solo indigna, sino que pone en tela de juicio el compromiso colectivo con el bienestar animal. Según la Dirección de Bienestar y Protección Animal del municipio de Benito Juárez, en los últimos días se han confirmado al menos ocho casos, un número que, aunque puede parecer pequeño, revela un patrón inquietante de maltrato en una ciudad que presume ser un destino turístico de primer nivel.
Yamili Góngora, titular de la dependencia, ha sido clara, estos actos son un delito tipificado en Quintana Roo, con sanciones que podrían incluir penas de cárcel. Sin embargo, la capacidad de la Dirección para actuar está limitada, ya que no tiene facultades de detención. Esto traslada la responsabilidad a la Fiscalía estatal, que debe investigar y sancionar a los responsables. La pregunta que surge es: ¿hasta qué punto las autoridades locales están priorizando estos casos en un contexto donde los recursos suelen destinarse a problemas de mayor visibilidad, como la seguridad pública o el turismo?
El trasfondo de este problema no es nuevo. Cancún, como muchas ciudades en crecimiento, enfrenta desafíos en la gestión de poblaciones de animales domésticos, especialmente gatos callejeros, que a menudo son vistos como una molestia por algunos sectores. Sin embargo, recurrir al envenenamiento no solo es inhumano, sino que refleja una falla en la educación y la conciencia social sobre la tenencia responsable de mascotas. Organizaciones defensoras de los derechos animales han señalado que la esterilización masiva y campañas de adopción podrían ser soluciones más efectivas y éticas, pero estas iniciativas requieren inversión y voluntad política.
El llamado de Góngora a la ciudadanía para denunciar es un paso en la dirección correcta, pero también pone en evidencia la necesidad de una estrategia más robusta. ¿Qué medidas preventivas se están implementando? ¿Existen programas educativos que aborden el respeto por los animales? La ausencia de respuestas claras sugiere que, más allá de la indignación, se necesita un enfoque integral que combine sanciones efectivas con políticas públicas proactivas.
Mientras tanto, los vecinos de Cancún no pueden quedarse de brazos cruzados. La cultura de la denuncia, como propone la Dirección, es crucial, pero también lo es la presión social para que las autoridades actúen con celeridad. Los gatos envenenados no son solo una estadística, son un síntoma de una sociedad que aún tiene mucho por aprender sobre la empatía y la responsabilidad compartida. Si Cancún aspira a ser un referente mundial, debe demostrar que su compromiso con la vida, en todas sus formas, no es solo un discurso.