Olor a muerte en la 220: Tragedia en cuartería de Cancún revela drama humano
Un macabro hallazgo de un hombre sin vida, en avanzado estado de descomposición, y otro al borde de la muerte, desnudo y gravemente deshidratado.
Cancún.- Un hedor insoportable alertó a los vecinos de una cuartería en la Región 220, desencadenando un macabro hallazgo que expone las grietas de la precariedad y el abandono en una de las zonas populares de Cancún. Lo que comenzó como una llamada al 911 por olores fétidos culminó con el descubrimiento de un hombre sin vida, en avanzado estado de descomposición, y otro al borde de la muerte, desnudo y gravemente deshidratado, en un cuarto que se convirtió en escenario de una tragedia humana.
El propietario del predio, incapaz de ignorar el olor que emanaba del cuarto, pidió ayuda a un familiar del fallecido para forzar la puerta. Al abrirla, la escena fue devastadora, un cuerpo inerte y, a su lado, un hombre apenas consciente, susurrando un débil pedido de auxilio. Los paramédicos, enfrentados a un olor tan penetrante que dificultaba la intervención, lograron trasladar al sobreviviente al Hospital General tras la llegada de la Policía de Investigación. La Fiscalía General del Estado descartó signos de violencia, apuntando a una muerte relacionada con complicaciones de sida, según testimonios de vecinos que sugieren una relación sentimental entre ambos hombres.
El caso no solo conmociona por su crudeza, sino que destapa una realidad silenciada, la vulnerabilidad de quienes viven en condiciones precarias, donde la enfermedad y el aislamiento pueden pasar desapercibidos hasta que es demasiado tarde. La Región 220, como muchas áreas de Cancún, es un mosaico de historias de migración y lucha, pero también de olvido institucional. La falta de seguimiento médico, el estigma alrededor del VIH y la pobreza estructural son factores que, aunque no confirmados oficialmente en este caso, suelen converger en tragedias como esta.
La investigación sigue en curso, pero el panorama es claro, más allá de un olor fétido, lo que emergió de esa cuartería es un grito de auxilio que nadie escuchó a tiempo. Este suceso obliga a preguntarnos cuánto más debe pasar para que la atención a las comunidades vulnerables deje de ser una promesa vacía.