Peces muertos alarman en el Parque Ecológico de Chetumal: ¿Calor extremo o negligencia ambiental?
El olor fétido que emanaba del lago fue la primera señal de alerta
Chetumal.- Un escenario desolador sorprendió esta semana a los visitantes y trabajadores del Parque Ecológico de Chetumal: cientos de peces de diversas especies y tamaños flotaban sin vida en las aguas de su lago artificial. El hallazgo, que ha generado preocupación entre los chetumaleños, expone una vez más la fragilidad de los ecosistemas urbanos y plantea preguntas incómodas sobre la gestión ambiental en la capital de Quintana Roo.
El olor fétido que emanaba del lago fue la primera señal de alerta. Quienes frecuentan este espacio, conocido por ser un refugio verde en medio de la ciudad, notaron que el agua, normalmente clara, había adquirido un tono verdoso poco habitual. Al acercarse, el panorama era innegable: decenas, quizás cientos, de peces muertos cubrían la superficie, un espectáculo que contrastaba brutalmente con la vida que este parque suele representar.
Aunque las autoridades ambientales –municipal, estatal y federal– no han emitido un pronunciamiento oficial, las especulaciones entre los ciudadanos y expertos locales no se han hecho esperar. La principal hipótesis apunta a las altas temperaturas que han azotado la región en las últimas semanas, con registros que superan los 35 °C en Chetumal, según datos del Servicio Meteorológico Nacional. El calor extremo, combinado con la falta de lluvias, podría haber reducido los niveles de oxígeno en el lago, asfixiando a los peces. Sin embargo, otra teoría que circula señala la posible acumulación de algas –explicación plausible para el cambio de color del agua–, lo que podría indicar un problema de eutrofización, un proceso donde el exceso de nutrientes fomenta el crecimiento descontrolado de microorganismos que consumen el oxígeno disponible.
El Parque Ecológico, inaugurado en 2003 como un espacio para la recreación y la conservación, no es ajeno a controversias. En el pasado, ha enfrentado críticas por el mantenimiento deficiente de sus instalaciones y la falta de monitoreo constante de su lago artificial, que depende de un delicado equilibrio para sostener la vida acuática. La ausencia de un sistema de circulación adecuado, como lo han señalado algunos biólogos locales en años anteriores, podría estar exacerbando las condiciones que llevaron a esta mortandad. En 2019, un episodio similar, aunque de menor escala, ya había encendido las alarmas, pero las medidas tomadas entonces parecen no haber sido suficientes.
Lo que resulta más inquietante es el silencio de las autoridades. Ni la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA) de Quintana Roo, ni la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ni el gobierno municipal han ofrecido una explicación o un plan de acción. Esta falta de respuesta no solo alimenta la incertidumbre, sino que refuerza la percepción de opacidad en el manejo de los recursos naturales de la ciudad. Mientras tanto, los peces muertos siguen acumulándose, y con ellos, las preguntas sin respuesta: ¿Es este un síntoma aislado de una ola de calor, o la evidencia de un problema más profundo de negligencia en la gestión ambiental?
Este incidente no puede verse como un hecho aislado. En un contexto donde el cambio climático intensifica las temperaturas y altera los ecosistemas, lugares como el Parque Ecológico de Chetumal son termómetros de nuestra capacidad –o incapacidad– para adaptarnos. Los chetumaleños merecen respuestas claras y acciones concretas: un diagnóstico preciso de las causas, una estrategia para restaurar el lago y un compromiso para evitar que esto se repita. Porque un parque que pierde su vida no es solo una pérdida ecológica, sino un recordatorio de lo que está en juego si no actuamos a tiempo.
Con información de: Quadratín