¡Pollo por las nubes! El alza de precios golpea los bolsillos en Quintana Roo
El costo del kilogramo podría alcanzar los 65 pesos antes del 10 de mayo
Chetumal.- En Quintana Roo, el precio del pollo está disparado y amenaza con seguir subiendo. Según Jorge Romero, distribuidor en la Zona Sur, el costo del kilogramo podría alcanzar los 65 pesos antes del 10 de mayo, un incremento del 30% que ya se siente en los mercados locales. Este fenómeno no es aislado: el desabasto de pollo en el Sureste de México, especialmente en Veracruz, está tensionando las cadenas de suministro y encareciendo la “carne blanca” en la región.
El problema tiene raíces claras. Yucatán, el mayor productor de pollo en la Península, prioriza vender a distribuidores de Veracruz, donde el kilogramo de pollo vivo se paga a 44 pesos. Esto deja a Campeche y Quintana Roo con una oferta limitada, lo que dispara los costos para comerciantes locales, desde pequeños tianguis hasta medianas distribuidoras. “Es inevitable”, sentencia Romero, mientras los consumidores ya enfrentan un aumento de seis pesos por kilogramo.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) tiene las manos atadas. El precio del pollo, como el de otros productos básicos, se rige por la ley de oferta y demanda, lo que deja a los ciudadanos sin un freno regulatorio ante estas alzas. En un estado como Quintana Roo, donde el pollo es un pilar de la dieta diaria, este encarecimiento golpea directamente el presupuesto familiar, especialmente en un contexto de inflación persistente —el INEGI reportó una inflación general de 4.65% en marzo de 2025—.
El panorama es preocupante. Los comerciantes, atrapados entre la escasez y los costos crecientes, no tienen margen para absorber el aumento, lo que inevitablemente se trasladará a los consumidores. Mientras tanto, la dependencia de Yucatán como proveedor regional expone una vulnerabilidad estructural: la falta de producción local diversificada en el Sureste. Si las autoridades no intervienen con medidas para estabilizar el abasto, el pollo podría convertirse en un lujo inalcanzable para muchos. ¿Hasta dónde llegará el precio? Por ahora, los quintanarroenses solo pueden apretarse el cinturón.