Quintana Roo: 341 mil estudiantes regresan a clases entre tensiones magisteriales y un futuro incierto
El paro afectó a 4,200 escuelas en los 11 municipios del estado, dejando a familias y estudiantes en un limbo académico
Cancún.- Tras dos meses de aulas vacías, marcadas por un paro magisterial y el receso vacacional, Quintana Roo vive hoy el retorno de 341,679 estudiantes de educación básica y 24,000 docentes a las escuelas públicas. Este regreso, anunciado por el Comité Central de Lucha y respaldado por la base magisterial, busca rescatar un ciclo escolar gravemente afectado, pero se da en un contexto de frágil tregua y con la amenaza latente de nuevas movilizaciones.
El conflicto que paralizó las escuelas tuvo su origen en las protestas contra la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de 2007, que los docentes consideran lesiva a sus derechos laborales. La suspensión de clases, que comenzó en febrero, no solo dejó a miles de estudiantes sin educación formal, sino que evidenció las profundas tensiones entre el magisterio y las autoridades educativas. Según datos oficiales de la Secretaría de Educación de Quintana Roo, el paro afectó a 4,200 escuelas en los 11 municipios del estado, dejando a familias y estudiantes en un limbo académico.
El regreso a las aulas, sin embargo, no implica una resolución definitiva. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha convocado a un paro nacional para el 15 de mayo, y el magisterio quintanarroense podría sumarse, lo que pondría en riesgo nuevamente la continuidad del ciclo escolar. Este escenario plantea un dilema: mientras los docentes defienden sus derechos laborales, los estudiantes enfrentan las consecuencias de un sistema educativo interrumpido.
Un sistema educativo bajo presión
El impacto de estas interrupciones no es menor. Quintana Roo, un estado cuya economía depende en gran medida del turismo, enfrenta desafíos estructurales en su sistema educativo, desde la falta de infraestructura en zonas rurales hasta la desigualdad en el acceso a recursos educativos. Según un informe de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de 2023, el 30% de las escuelas de educación básica en el estado carecen de servicios básicos como agua potable o internet, lo que agrava las condiciones de aprendizaje en un contexto de interrupciones prolongadas.
Para los estudiantes, el retorno implica retomar libros, cuadernos y uniformes, pero también enfrentar un rezago educativo acumulado. Expertos en educación, como el académico de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Manuel Gil Antón, han advertido que interrupciones prolongadas como estas pueden generar pérdidas de hasta un 20% en el aprendizaje esperado, especialmente en materias como matemáticas y lectoescritura. En un estado con altos índices de pobreza infantil —el INEGI reporta que el 41% de los menores de edad en Quintana Roo viven en condiciones de pobreza—, estas brechas educativas podrían perpetuar desigualdades a largo plazo.
Voces de la comunidad educativa
“Queremos aprender, pero también entendemos que los maestros luchan por algo justo”, comenta María, madre de dos estudiantes de primaria en Cancún. Su testimonio refleja el sentir de muchas familias que, aunque apoyan las demandas magisteriales, temen por el impacto en la formación de sus hijos. Por su parte, José Luis, docente en una escuela de Felipe Carrillo Puerto, asegura: “Regresamos porque nuestros alumnos no pueden seguir esperando, pero la lucha no termina. Si el gobierno no escucha, volveremos a las calles”.
Un futuro incierto
El regreso a clases en Quintana Roo es un alivio temporal, pero no una solución definitiva. Las demandas del magisterio, que incluyen mejores condiciones laborales y la derogación de la ley del ISSSTE, siguen sin resolverse. Mientras tanto, las autoridades educativas enfrentan el reto de recuperar el tiempo perdido y garantizar la estabilidad del ciclo escolar en un contexto de movilización social.
El panorama educativo en el estado, y en el país, sigue siendo un campo de batalla donde los derechos laborales y el derecho a la educación chocan. Para los 341,679 estudiantes que hoy regresan a las aulas, el desafío no es solo retomar sus lecciones, sino hacerlo en un sistema que parece tambalearse. La pregunta que queda en el aire es si este retorno marcará el inicio de una recuperación educativa o simplemente un paréntesis en una crisis más profunda.
Con información de: Quadratín