Quintana Roo: Clases Interrumpidas, Puentes y Rezago Educativo
El gobierno estatal y la SEP enfrentan ahora el reto de garantizar que los días de clases restantes se aprovechen al máximo
Cancún.- Los estudiantes de Quintana Roo volvieron a las aulas este lunes tras dos meses de interrupciones, marcados por un paro laboral de maestros y las vacaciones de Semana Santa. Sin embargo, la reanudación del ciclo escolar llega en un contexto de incertidumbre: con abril cerrando y mayo a la vuelta de la esquina, el calendario escolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP) anuncia nuevos días de asueto que podrían agravar el rezago educativo en la entidad.
Un regreso accidentado
El paro de maestros, que mantuvo a miles de estudiantes sin clases durante semanas, dejó un vacío significativo en el aprendizaje. Aunque no se han publicado datos oficiales sobre el impacto académico, expertos locales advierten que las interrupciones prolongadas afectan especialmente a estudiantes de educación básica, quienes dependen de la constancia para consolidar conocimientos fundamentales. La situación se complicó con las vacaciones de Semana Santa, que extendieron la ausencia de las aulas hasta este lunes.
Quintana Roo, un estado cuya economía depende en gran medida del turismo, enfrenta un desafío adicional: la presión por mantener la actividad educativa en un entorno donde los días festivos y puentes son frecuentes, impulsados tanto por celebraciones nacionales como por la dinámica laboral del sector turístico. Este contexto pone en jaque la continuidad del ciclo escolar y la calidad educativa.
Mayo: Más puentes en el horizonte
Según el calendario escolar 2024-2025 de la SEP, mayo traerá dos puentes oficiales que sumarán seis días sin clases. El primero, el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, es un feriado obligatorio en todo México, lo que suspenderá actividades en escuelas públicas y privadas de todos los niveles educativos. El segundo puente, del 3 al 5 de mayo, conmemora la Batalla de Puebla. Aunque el 5 de mayo no es un día de descanso obligatorio según la Ley Federal del Trabajo, la SEP lo incluye en su calendario, otorgando a los estudiantes de educación básica un fin de semana largo.
Estos días libres, aunque bienvenidos por estudiantes y familias, generan preocupación entre educadores. “Cada interrupción suma al desafío de cumplir con los planes de estudio. En un estado con altos índices de desigualdad educativa, estos parones pueden exacerbar las brechas de aprendizaje”, señala María Elena Gómez, pedagoga y directora de una primaria en Cancún.
Un sistema educativo bajo presión
El sistema educativo de Quintana Roo ya enfrentaba retos antes de estas interrupciones. Según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en 2019, el estado mostraba resultados por debajo de la media nacional en pruebas estandarizadas de matemáticas y lectura. La pandemia de COVID-19 agravó estas carencias, y los paros laborales recientes no han hecho más que complicar la recuperación.
A nivel nacional, México invierte aproximadamente el 4.5% de su PIB en educación, según datos de la UNESCO, pero la distribución de estos recursos es desigual. En regiones como Quintana Roo, donde la infraestructura escolar a menudo es insuficiente y los docentes enfrentan condiciones laborales precarias, los paros son un síntoma de problemas estructurales más profundos. La falta de acuerdos entre sindicatos y autoridades educativas ha llevado a que las aulas sean rehenes de disputas laborales, dejando a los estudiantes como los principales perjudicados.
Mirando hacia adelante
Con el ciclo escolar avanzando a trompicones, padres de familia y maestros coinciden en la necesidad de estrategias para mitigar el impacto de estas interrupciones. Algunas escuelas han comenzado a implementar clases de recuperación en línea, pero la brecha digital en el estado limita su alcance. Según el INEGI, en 2023, solo el 65% de los hogares en Quintana Roo tenía acceso a internet, lo que deja a muchos estudiantes sin opciones para continuar su aprendizaje fuera del aula.
El gobierno estatal y la SEP enfrentan ahora el reto de garantizar que los días de clases restantes se aprovechen al máximo. Sin embargo, sin un plan claro para abordar el rezago acumulado y prevenir futuras interrupciones, el sistema educativo de Quintana Roo seguirá navegando en aguas turbulentas.
Mientras los estudiantes se preparan para disfrutar de los puentes de mayo, la pregunta persiste: ¿cómo recuperar el tiempo perdido? La respuesta no solo depende de los maestros y las autoridades, sino de un esfuerzo colectivo para priorizar la educación en un estado donde el turismo suele acaparar los reflectores.
Con información de: Quadratín