Quintana Roo en alerta: Conafor urge precaución ante quemadas para evitar incendios forestales
La advertencia de Conafor no debe tomarse a la ligera. En un estado donde la naturaleza es el principal motor económico y cultural
Chetumal.- En un contexto de temperaturas abrasadoras y sequía prolongada, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Quintana Roo ha lanzado un llamado urgente a la población: las quemas agrícolas y domésticas, si no se realizan con las debidas precauciones, podrían desatar incendios forestales devastadores. La advertencia, emitida por Javier May, titular de la dependencia en el estado, no es un simple recordatorio burocrático, sino un grito de alerta ante una realidad que amenaza la rica biodiversidad de la región, la salud de sus habitantes y la frágil economía local.
Un riesgo evitable, pero ignorado
Las quemas, una práctica tradicional en muchas comunidades para preparar terrenos agrícolas o eliminar desechos, se han convertido en una espada de doble filo. Sin medidas adecuadas, como la creación de guarda rayas —franjas de terreno despejadas que frenan el avance del fuego—, estas actividades pueden salirse de control rápidamente. Según datos de Conafor, en 2024, Quintana Roo registró más de 300 incendios forestales, los cuales consumieron miles de hectáreas de selva y pastizales. Este año, con una sequía agravada por el cambio climático, las condiciones son aún más críticas.
Javier May fue claro: las quemas deben realizarse en horarios de menor intensidad solar, preferiblemente al amanecer o al atardecer, y bajo estricta supervisión. Además, es obligatorio notificar a las autoridades locales antes de iniciar cualquier quema. Sin embargo, la falta de cumplimiento de estas medidas sigue siendo un problema recurrente, especialmente en zonas rurales donde la información no siempre llega a tiempo o donde las prácticas tradicionales chocan con las regulaciones modernas.
Más allá de los árboles: un impacto multidimensional
Los incendios forestales no son solo una amenaza para los ecosistemas. En Quintana Roo, hogar de la segunda barrera de coral más grande del mundo y de selvas que albergan especies como el jaguar y el mono araña, la pérdida de biodiversidad tiene consecuencias globales. Según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), los incendios forestales en México contribuyen significativamente a las emisiones de carbono, agravando el calentamiento global.
A nivel local, el impacto es igualmente alarmante. El humo de los incendios afecta la calidad del aire, incrementando los casos de enfermedades respiratorias, especialmente en comunidades vulnerables. En 2024, el Sistema Nacional de Salud reportó un aumento del 15% en consultas por problemas respiratorios en regiones afectadas por incendios. Además, la economía, que depende en gran medida del turismo y la agricultura, sufre pérdidas millonarias cuando los paisajes naturales, principal atractivo de Quintana Roo, se ven dañados.
¿Qué se puede hacer?
Conafor ha reiterado medidas prácticas para mitigar el riesgo:
- Construcción de guarda rayas: Estas franjas de al menos dos metros de ancho, libres de vegetación, son esenciales para contener el fuego.
- Horarios seguros: Evitar quemas durante las horas de mayor calor (11:00 a 16:00) reduce la probabilidad de que el fuego se propague.
- Notificación previa: Informar a las autoridades permite una mejor coordinación y respuesta en caso de emergencia.
- Capacitación comunitaria: Programas de educación ambiental podrían cerrar la brecha entre las prácticas tradicionales y las necesidades actuales.
Sin embargo, estas recomendaciones chocan con desafíos estructurales. La falta de recursos para monitoreo, la limitada presencia de brigadas contra incendios en zonas remotas y la resistencia cultural a cambiar prácticas arraigadas son obstáculos que no se resuelven con comunicados. El gobierno estatal y federal deben invertir en campañas de concientización más efectivas y en el fortalecimiento de las capacidades locales para prevenir y combatir incendios.
Un llamado a la acción colectiva
La advertencia de Conafor no debe tomarse a la ligera. En un estado donde la naturaleza es el principal motor económico y cultural, permitir que los incendios forestales se salgan de control es un lujo que Quintana Roo no puede permitirse. La responsabilidad no recae solo en los campesinos o en las comunidades rurales; es un esfuerzo colectivo que requiere la participación de autoridades, sociedad civil y sector privado.
En un mundo donde el cambio climático intensifica cada vez más los riesgos, la prevención es la única vía sostenible. Como dijo alguna vez el escritor Eduardo Galeano, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. En Quintana Roo, apagar una quema mal planeada o construir una guarda raya podría ser esa pequeña acción que preserve el futuro de la selva y de quienes dependen de ella.
Con información de: Quadratín