Rescatan a 16 mujeres víctimas de explotación sexual en Cancún; un reflejo de la trata en el Caribe Mexicano
Las mujeres rescatadas, todas mayores de edad, incluyen nueve cubanas, dos mexicanas, dos venezolanas, dos colombianas y una jamaiquina.
Cancún.- En un operativo conjunto entre la Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo y la Secretaría de Marina, 16 mujeres fueron rescatadas de un bar en Cancún, donde presuntamente eran víctimas de trata de personas en su modalidad de prostitución forzada. El hecho, ocurrido en un establecimiento ubicado en la avenida Bonampak, Supermanzana 6, pone en evidencia la persistencia de redes de explotación sexual en uno de los destinos turísticos más importantes de México, donde la afluencia de visitantes y la precariedad de ciertos sectores se entrelazan para perpetuar este delito.
Las mujeres rescatadas, todas mayores de edad, incluyen nueve cubanas, dos mexicanas, dos venezolanas, dos colombianas y una jamaiquina. Este perfil diverso refleja una tendencia documentada en reportes internacionales, como los de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que señalan a México como un país de tránsito y destino para migrantes vulnerables, particularmente mujeres de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, quienes son atraídas con falsas promesas de empleo y terminan atrapadas en redes de explotación. La presencia de cubanas, en particular, resalta el flujo migratorio desde la isla hacia México, intensificado en los últimos años por la crisis económica y la falta de oportunidades.
El operativo, ejecutado tras una orden de cateo emitida por un Juez de Control, reveló un esquema de explotación bien estructurado. Según la FGE, las mujeres eran obligadas a realizar servicios sexuales por los que cobraban 5,000 pesos, de los cuales 3,000 eran retenidos por el encargado del bar. Además, se les exigía consumir bebidas con clientes a un costo de 500 pesos por copa, de los cuales 250 pesos iban al establecimiento, y realizar bailes privados por 250 pesos cada tres minutos. Las cubetas de cerveza, vendidas a 600 pesos, completaban el modelo de negocio que lucraba con la explotación de las víctimas. Estos detalles no solo muestran la magnitud del control ejercido sobre las mujeres, sino también cómo el entorno de los bares y centros nocturnos en Cancún puede ser utilizado para encubrir actividades ilícitas bajo la fachada de servicios recreativos.
Tras el rescate, las mujeres fueron trasladadas a las instalaciones de la FGE para recibir atención y determinar su situación jurídica, mientras que el local fue clausurado con sellos de aseguramiento. Sin embargo, el comunicado oficial no especifica si hubo detenciones o si se identificaron a los responsables directos de la red de trata, un punto crítico que deja preguntas abiertas sobre el alcance de la investigación. La trata de personas es un delito complejo que requiere desmantelar no solo los puntos de explotación, sino también las redes financieras y logísticas que las sostienen, algo que en México ha sido un desafío constante. Según el Informe Nacional sobre Trata de Personas 2022 de la Secretaría de Gobernación, Quintana Roo es uno de los estados con mayor incidencia de este delito, impulsado por su industria turística y su posición geográfica como puerta de entrada al Caribe.
Este caso también pone bajo escrutinio las condiciones estructurales que facilitan la trata en Cancún. La ciudad, que recibe millones de turistas al año, enfrenta una dualidad marcada: por un lado, el lujo de los resorts; por otro, la precariedad de quienes trabajan en la economía informal o migran en busca de mejores condiciones. Organizaciones como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) han advertido que la falta de políticas migratorias integrales y la corrupción en algunos sectores permiten que las redes de trata operen con relativa impunidad. La colaboración entre la FGE y la Marina es un paso positivo, pero insuficiente si no se acompaña de medidas preventivas y de protección a largo plazo para las víctimas.
El rescate de estas 16 mujeres es una victoria parcial en un contexto donde la trata de personas sigue siendo una herida abierta. La pregunta ahora es si las autoridades avanzarán más allá del aseguramiento de un local y ofrecerán a las víctimas una ruta real de justicia y reparación, o si este operativo será solo una nota más en una larga lista de esfuerzos aislados. La sociedad quintanarroense, y en particular las comunidades migrantes, merecen respuestas concretas y acciones que ataquen las raíces de este problema.