Sujeto vinculado por tentativa de feminicidio tras arrojar ácido a mujer en Cancún
Ácido y obsesión: El escalofriante caso de tentativa de feminicidio en Cancún
Cancún.- La violencia de género en México suma un nuevo capítulo indignante. Jorge Alberto “N” fue vinculado a proceso por tentativa de feminicidio tras arrojar ácido muriático al rostro y espalda de una mujer en Cancún, en un ataque que no solo dejó heridas físicas, sino que expone, una vez más, la alarmante persistencia de la violencia machista en el país. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo resolvió el caso con celeridad, logrando la captura del agresor en menos de cinco horas, pero el trasfondo del caso revela una historia de acoso prolongado y fallas sistémicas que no pueden pasarse por alto.
El ataque ocurrió el 12 de junio en la avenida Tulum, cuando la víctima, cuya identidad se mantiene reservada, se dirigía a su trabajo en una obra en Puerto Cancún. Según las investigaciones, Jorge Alberto “N” había acosado a la mujer desde noviembre de 2024, ofreciéndose insistentemente a llevarla a casa, profiriendo amenazas contra ella y su familia, e incluso obligándola a renunciar a su empleo y mudarse temporalmente a Chiapas para escapar de él. Sin embargo, el agresor no cejó en su obsesión, al regresar la víctima a Cancún en febrero de 2025, él logró ser contratado en la misma obra, presentándose falsamente como su esposo ante los compañeros.
El día del ataque, Jorge Alberto “N” interceptó a la víctima, quien rechazó sus avances. En un acto premeditado, sacó una botella de ácido muriático —comprada en una tienda de la Supermanzana 234— y, tras jalarla del cabello y amenazar con “desfigurarle la cara”, le arrojó el líquido corrosivo. La mujer, que sufrió quemaduras en rostro y espalda, fue trasladada a un hospital y se reporta estable, recibiendo acompañamiento de la Secretaría de la Mujer y el Centro de Justicia para las Mujeres.
La rápida actuación de la FGE, que culminó en la vinculación a proceso y prisión preventiva por dos años para el agresor, es un paso positivo, pero no suficiente. Este caso pone en evidencia fallas estructurales: ¿cómo fue posible que el acoso continuara durante meses sin intervención? ¿Por qué el agresor pudo seguir a la víctima hasta su nuevo empleo sin que se activaran alertas? México registra más de 10 feminicidios diarios, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y los casos de violencia de género, como este, reflejan una cultura de impunidad que persiste pese a los avances legislativos.
El juez de control ha dictado prisión preventiva, pero el proceso judicial apenas comienza. La sociedad quintanarroense, indignada, exige no solo justicia para la víctima, sino medidas efectivas para prevenir que casos como este se repitan. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo las mujeres podrán vivir sin temor a ser perseguidas, amenazadas o atacadas por el simple hecho de decir “no”?