Un nuevo caso de maltrato animal sacude Quintana Roo: ¿hasta cuándo la impunidad? (VIDEO)
El video, cuya viralidad ha amplificado la denuncia, muestra un acto de crueldad que, ha sido calificado como inaceptable por la comunidad
Chetumal.- En la comunidad de Xul-Ha, al sur de Quintana Roo, un nuevo caso de presunto maltrato animal ha encendido las alarmas y la indignación ciudadana. El incidente fue captado en video y difundido en las redes sociales del supuesto agresor, lo que ha generado una ola de repudio y demandas de justicia. Aunque las autoridades locales ya investigan, este episodio reaviva un debate urgente: ¿está el sistema de protección animal en Quintana Roo a la altura de la gravedad del problema?
Un caso que indigna
El video, cuya viralidad ha amplificado la denuncia, muestra un acto de crueldad que, ha sido calificado como inaceptable por la comunidad. La difusión del material por parte del propio agresor agrega un elemento perturbador: la aparente normalización de la violencia contra los animales. Este no es un hecho aislado. Quintana Roo ha registrado un aumento alarmante en las denuncias por maltrato animal, con más de 260 casos formales en Cancún entre enero de 2024 y enero de 2025, y un incremento del 500% en las quejas desde la entrada en vigor de la Ley de Protección y Bienestar Animal en 2019.
El caso de Xul-Ha se suma a antecedentes dolorosos, como el de Nachito, un perrito que murió ahorcado en Chetumal en 2023, o el cachorro presuntamente arrojado desde un tercer piso en Cancún en marzo de 2025. Estos incidentes reflejan un patrón de violencia que trasciende lo anecdótico y pone en evidencia fallas estructurales en la prevención y sanción del maltrato animal.
Un marco legal con avances, pero insuficiente
Quintana Roo cuenta con una Ley de Protección y Bienestar Animal que tipifica el maltrato como delito, con penas de seis meses a tres años de prisión y multas de 25 a 300 días. Sin embargo, activistas y asociaciones civiles señalan que la legislación actual carece de claridad y que muchas denuncias se diluyen al clasificarse como “delitos diversos”, lo que dificulta sanciones efectivas.
A pesar de esfuerzos recientes, como el Primer Foro Estatal de Prevención y Protección contra el Maltrato Animal en noviembre de 2024 y la propuesta de crear una Policía Animal en 2025, la aplicación de la ley sigue siendo inconsistente. Por ejemplo, en 2024, solo 34 denuncias resultaron en acciones concretas, como rescates o sanciones, de las cientos recibidas por la Procuraduría de Protección al Ambiente (PPA).
Casos como el de Xul-Ha sugieren que la respuesta sigue siendo reactiva, no preventiva. La falta de una Fiscalía Especializada en Delitos contra el Maltrato Animal, propuesta desde 2020, es una deuda pendiente que podría agilizar las investigaciones y sanciones.
La sociedad alza la voz
La indignación en Xul-Ha no es un hecho aislado. En redes sociales, ciudadanos y colectivos como Luum Balicheo y Fauna Urbana Tulum han exigido justicia, mientras que iniciativas como la recolección de 16,800 firmas para crear una Policía Animal reflejan un hartazgo generalizado. Sin embargo, como señala la PPA, muchas denuncias no prosperan por falta de seguimiento o desconocimiento del proceso legal, lo que perpetúa la impunidad.
La difusión del video en Xul-Ha, aunque dolorosa, ha servido para visibilizar el problema. En palabras de la activista Astrid Irizzont Salazar, “la sociedad está despertando, pero necesitamos que las autoridades actúen con la misma urgencia”. La presión ciudadana ha logrado avances, como la vinculación a proceso de dos personas por zoofilia en 2024, pero la magnitud del problema exige más.
Un llamado a la acción
El caso de Xul-Ha no es solo una noticia; es un síntoma de una crisis que requiere soluciones integrales. Más allá de la indignación, es crucial que las autoridades refuercen la educación sobre tenencia responsable, agilicen los procesos de denuncia y sancionen con rigor. La propuesta de aumentar las multas hasta un 100% y regular la venta ilícita de animales son pasos en la dirección correcta, pero su implementación debe ser inmediata y efectiva.
Como sociedad, también tenemos una responsabilidad. Denunciar formalmente, seguir los casos y apoyar a las asociaciones protectoras son acciones concretas que pueden marcar la diferencia. En Quintana Roo, un destino turístico que presume su biodiversidad, tolerar el maltrato animal es una contradicción intolerable.
La pregunta sigue en el aire: ¿cuántos casos más como el de Xul-Ha se necesitan para que el cambio sea real? La respuesta está en nuestras manos, pero también en las de quienes tienen el poder de hacer cumplir la ley.
Con información de: Quadratín