De campañas, candidatos, activistas y cosas peores


En estos últimos días de campañas negras y de descalificaciones mutuas entre candidatos presidenciales y sus respectivos seguidores, previo al 1 de Julio, quizá sea buen momento para cuestionarnos qué decisión tomaremos los mexicanos respecto a nuestro voto, pero más aun, pensar, repensar y razonar sobre la oferta electoral que nos ofrece el actual sistema político mexicano. 

Por: Esmaragdo Camaz

En 2006, cuando el “Peje” –se decía-, aventajaba en las preferencias electorales, el PAN inició de forma abierta la hoy memorable campaña negra “López Obrador es un Peligro para México”, misma que le resultó al hoy presidente Felipe Calderón Hinojosa y al todo el panismo, de gran beneficio, pues finalmente y con la ayuda del gobierno de Vicente Fox, FCH logró que le pusieran la banda presidencial, y sí que –literalmente-, fue con la ayuda del botudo, pues metiendo el cuerpo fue como pudo ayudar al menudito candidato electo a colgarse la banda, ante los enfurecidos diputados que no lo dejaban ponerse la investidura, en un episodio también ya clásico del desgastado sistema político mexicano.

Ese día los mexicanos descubrimos que los panistas también hacen las mismas trampas que tanto le critican al PRI, discurso que por cierto, fue el que les ayudó a conquistar la esperanza –hoy defraudada-, de los mexicanos.

En 2009 y en respuesta a la campaña negra que tanto afectó sus intereses, el sistema político mexicano, vía sus dos cámaras federales, se dio a la tarea de modificar las leyes electorales, de tal forma que en la próxima campaña presidencial, o sea, esta que estamos viviendo ahora, no se repitieran este tipo de campañas.

Y así quedó estipulado en esta nueva Ley electoral, que también sirvió para que la clase política en su conjunto, se despachara –de gratis claro-, más de 5 millones de spots de Radio y Televisión, que son justamente de los que ya estamos hartos en estos días.

Pero la nueva Ley electoral dice también que, los partidos políticos y sus candidatos no pueden contratar spots de radio y televisión, pues se entiende que con los más de 5 millones de unidades que se despacharon, ya están completos.

Con estos dos “candados” –se dijo en ese entonces-, que los candidatos quedaban maniatados para no hacer campañas negras en estas elecciones, aunque como siempre sucede, ellos, la clase política en su conjunto, son los primeros que violan las mismas leyes que escriben.

En estos días y para asombro de no pocos, el movimiento frontal y artero en contra de Enrique Peña Nieto está superando aquella campaña negra del 2006 en contra López Obrador.

El movimiento en contra del candidato del PRI –como ya se sabe-, proviene de los universitarios agrupados en el #YoSoy132 que pide, además de no votar a favor de Peña Nieto, medios informativos democráticos y plurales, aunque a decir verdad, la petición viene de una iniciativa anti-democrática, pues en todo caso, los jóvenes, a fin de ser plurales, tendrían que pronunciarse en contra de todos los candidatos, en contra del sistema político en su conjunto, pues de otra forma además de despertar el sospechosismo, se ven como un ente parcial.

Y es que en todos los frentes de campaña, en los cuatro, hay razones para el repudio, pues en lo general, son ellos, la clase política en su conjunto, entiéndase los gobernantes de los tres niveles de Gobierno, emanados hoy prácticamente de los todos los partidos políticos, quienes nos han llevado, para bien o para mal, al estado que guarda hoy la Nación.


Enrique Peña Nieto representa al PRI en todo sentido y no hace falta hacer un recuento de los vicios y las quejas que genera este grupo político, mismas que son reclamos recurrentes de la población, que ha visto gobernar al tricolor en los últimos 80 años, pues habrá que decir que, aún cuando no posee hoy el gobierno federal, sus gobiernos estatales son mayoría en el País y por ello es que siguen gobernando también. Los personajes de moda como Moreira y Yarrington son sólo parte del anecdotario de ocasión, pues estos “prietitos” siempre han estado en el arroz del PRI. En conclusión, los casos Atenco, Paulette, las muertas del Edomex, las corruptelas y muchos más, son algo que el candidato no se puede sacudir.


Andrés Manuel López Obrador fue el dirigente del PRI en Tabasco y dejó ese partido cuando no le dieron lo que quería, la candidatura a la gubernatura de su estado. Lo mismo pasó con el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas –el hijo del Tata-, cuando su partido, el tricolor, no lo complació en sus deseos. Esa es la historia del Sol Azteca. Es el partido en donde militan los priistas inconformes, con los mismos vicios de siempre y en algunos casos incluso, ya potencializados. La reciente escena del ex secretario de gobernación de Miguel de la Madrid y también ex gobernador priista de Puebla, Manuel Bartlet Díaz, compartiendo el templete con el Peje y brindándose aplausos mutuos, es la pintura viviente de un sistema podrido, inútil e inoperante. Es Ricardo Monrreal, el ex gobernador priista de Tlaxcala, el defensor del tabasqueño ante el evidente financiamiento ilegal de los 6 millones de dólares. El también ex priista salinista, Manuel Camacho Solís, es uno de los principales ideólogos de la izquierda mexicana de hoy. Y Dante Delgado Ranauro, el dueño del partido Nueva Alianza, antes Convergencia y uno de los que respalda al solaztequista, es también un ex priista que gobernó, en este caso Veracruz, y que a parar a la cárcel por malversación de fondos. Ese es el grupo del que se hace rodear y del que recibe financiamiento el Peje. Mención a parte la dudosa procedencia de los fondos con los que el hoy candidato de las izquierdas ha vivido, recorrido el país y se ha mantenido en campaña permanente por años, sin tener que realizar alguna labor productiva, como tendría que hacerlo cualquier otro mexicano que no goce de esos privilegios.


Josefina Vázquez Mota mantiene un spot en la radio y la televisión en la que hace uso de la imagen de la dirigente de los maestros, Elba Esther Gordillo, para satanizarla y ofrecer que “la profesora” nunca más va a trastocar la educación en nuestro país, un discurso muy suculento para los mexicanos, que ya estamos hartos de este personaje. Pero la hoy candidata azul pactó con “la maestra” cuando fue secretaria de Educación y fue gracias al sindicato magisterial y a su dirigente, que el PAN pudo acceder a la presidencia de la República. Pero además, el paso de la abanderada de Acción Nacional por la Secretaría de Desarrollo Social fue la pasarela que el gobierno federal le construyó con dinero público para que realizara los amarres políticos en todo el país y con los que espera ganar hoy. Tal como lo hizo en su momento Carlos Salinas de Gortari con Luis Donaldo Colosio, quien cimentó en su estancia en la SEDESOL, su campaña electoral. Pero además de actuar con las mismas prácticas que le critica al PRI, el partido Azul mantiene una vez más las campañas negras –ahora más negras-, en contra de sus opositores políticos, usando para ello mucho de los recursos del estado, como también lo hacen el resto de los partidos políticos en el poder.


Gabriel Quadri –un ambientalista conocido en un cerrado y elitista grupo de ecologistas-, es la carta de Elba Esther Gordillo, dueña del Partido Nueva Alianza. Es innecesario plasmar lo que esto representa para el grueso de los mexicanos.

En este escenario tan parejo en que los cuatro candidatos a la presidencia compiten por no ser el peor, los mexicanos se enfrentan a la encrucijada de, votar por alguno de ellos, lo que sería un claro respaldo no sólo al candidato sino al sistema político en su conjunto, o abstenerse, lo que significaría quizá, entregarle de todas formas un voto al mismo sistema, sólo que serían éste quien decidiría a quien dar ese voto.

Quizá los mexicanos deban buscar una buena almohada para consultarle esta encrucijada, al menos una lo bastante resistente para aguantar las próximas tres semanas en que debemos tomar esta que parece ser, una difícil decisión.
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