Los “datos” del presidente: Crónica del detrás de cámaras de “La Mañanera” de AMLO en Cancún



Por: Esmaragdo Camaz

Cancún.- ¡Cuántas toneladas! ¡cuántas toneladas!, gritaba desesperado Jesús Ramírez Cuevas queriendo encontrar respuesta inmediata entre el staff que operaba la pantalla electrónica este lunes en la “La Mañanera”. Su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, estaba perdido en el pódium ante la prensa pasando apuros con las cifras del sargazo. 

El tema del sargazo centralizó la conferencia de prensa. AMLO ordenó al titular de SEMAR, José Rafael Ojeda Durán, dar a conocer su plan de acción contra la macro alga.

El almirante pasó al micrófono y empezó a detallar el plan. Se le veía nervioso. Ayer López Obrador sorprendió en Tulum cuando soltó que el sargazo “no es un problema gravísimo”. Así, el presidente le dejó “calientito” el ambiente al titular de la SEMAR.

De lado de los periodistas locales -que sumaban más de cien-, ya había en la sangre el “no es gravísimo” del día anterior en Tulum. Alguno de los reporteros parafraseó con ironía que “no era gravísimo” pararse a la tres de la mañana. Sucede que el llamado a la prensa fue a las 4:30 horas de este lunes en el VIPS frente a Plaza Las Américas para abordar los autobuses fletados a la Ciudad Militar, donde tuvo lugar “La Mañanera”.

En este contexto, el almirante José Rafael Ojeda Durán empezó a explicar su plan de acción para combatir al sargazo. Le llamó “problema de estado” y empezó a mostrar sus diapositivas operadas por un equipo de apoyo desde una mesa con aparatos electrónicos instalada a un costado dentro del salón.

En eso estaba el almirante cuando AMLO -quien permaneció en el templete un paso atrás a la derecha del marino-, hizo una discreta seña. Jesús Ramírez Cuevas -vocero presidencial- saltó al templete y pegó oído a las instrucciones que López Obrador le secreteó.

El vocero salió despavorido del templete y se perdió por un momento.

Tocó el turno al gobernador Carlos Joaquín. El presidente le pidió dar su informe del sargazo. El mandatario planteó lo que ya conocemos sobre el tema y se mantuvo en la urgente necesidad de atender el problema. Pero antes de terminar su exposición, el vocero presidencial saltó otra vez al templete y le pasó una tarjeta a López Obrador. 

Secretearon unos segundos y antes de partir, Jesús Ramírez Cuevas le hizo observaciones al presidente con una pluma como remarcando el contenido de la tarjeta.

El vocero abandonó el templete y López Obrador se quedó viendo la tarjeta como descifrando el contenido de la misma, mientras Carlos Joaquín aún no terminaba su exposición.

Minutos más tarde y una vez terminado el discurso del gobernador, López Obrador retomó el micrófono y dio paso a la sesión de preguntas y respuestas. El primer cuestionamiento llegó de una reportera que le pidió a Carlos Joaquín revelar afectaciones por el sargazo. Y al presidente le pidió mandar un mensaje a los turistas que buscan las playas de Cancún.

El gobernador despachó la pregunta de la reportera y regresó a su silla, mientras el presidente se instaló definitivamente en el micrófono. Pidió a los turistas continuar visitando los destinos del Caribe mexicano y acto seguido soltó una frase que le sacó más sangre a la herida:

“Y lo del sargazo es un asunto menor”. La expresión del presidente puso a los reporteros -sobre todos los locales- a punto de turrón.

López Obrador quiso sustentar sus dichos comparando el servicio de recolección de basura de la Ciudad de México con la eventual recolección de sargazo en las costas de Quintana Roo. Y se metió en un laberinto de números del que no pudo salir.

Y entonces empezó el vodevil.

“En la ciudad de México se recogen diariamente 13 mil toneladas de basura, el sargazo significa recoger 340 mil toneladas…”, dijo el presidente pasivamente ante las cámaras tras consultar la ficha informativa que tenía en las manos.

La respuesta de los reporteros fue inmediata. Un sonado cuchicheo por las evidentes cifras erróneas del presidente que le confirmaron a los periodistas la sospechada falta de conocimiento que López Obrador tiene sobre el tema del sargazo.

Al darse cuenta del yerro, Jesús Ramírez Cuevas, que se encontraba a un costado en el área de la mesa de control, empezó dar vueltas buscando la cifra correcta.

“Estamos hablando del tres por ciento de la basura que se recoge en la Ciudad de México y el servicio de recolección de basura de la ciudad de México es de lo más eficiente que hay…”, repitió el presidente pasmosamente como queriendo ganar tiempo para que alguien le corrigiera la plana.

En la sillería el cuchicheo de los reporteros iba subiendo de tono mientras Jesús Martínez Cuevas -en un grito ahogado- le preguntaba a los operadores de la mesa de control: ¡Cuántas toneladas! ¡cuántas toneladas!

El vocero desesperado hacía cuentas en un papel y algunos de su equipo hacían lo propio. Hasta que alguien de la mesa por fin le dijo: ¡Es una tonelada!

Ramírez Cuellar subió corriendo al templete, le sopló la respuesta a AMLO, le dejó una tarjeta y desapareció de la escena para regresar a su lugar fuera de cámaras, desde donde continuó presenciando el enredo de su jefe.

“Permítanme dejen que yo termine…”, dijo el presidente con su clásica parsimonia y como tomando tiempo para calmar a la turba de reporteros que ya estaba enardecida.

“Estamos hablando del tres por ciento... 341 kilos de sargazo, 13 mil toneladas…”

“No, no son 13 mil”, se escuchó decir a uno de los reporteros que alzaba la voz por encima de sus compañeros para hacerse escuchar.

“Sí… 13 mil toneladas de basura, 341 kilos, 341 kilogramos diarios de sargazo…” 

“¿Cuántas?”, preguntó López Obrador al escuchar otro grito de parte de los reporteros.

“¡Una tonelada!”, se escuchó.

¿Una?, cuestionó el presidente en respuesta al grito. 

“Bueno… mil toneladas, eso es, 13 mil toneladas de basura en la ciudad… sí estamos hablando como de… el 8 por ciento más o menos... y repito en la Ciudad de México es el mejor servicio de la recolección de basura”, insistió López Obrador.

Entre los reporteros locales, algunos de ellos de la fuente turística, no daban crédito a los “datos del presidente”. Otros de plano lo tomaron a chunga. Y unos más ya ni caso hicieron a las cifras de López Obrador.

Hace unos días el gobierno de Quintana Roo divulgó que hay una recolección de una tonelada diaria de sargazo a lo largo del litoral costero. Esa es la cifra.

La frase “el presidente tiene otros datos” ya forma parte de la chunga popular.

Hoy me di cuenta en directo de dónde vienen los datos que le pasan al presidente.

Aquí dejo la secuencia fotográfica de esta crónica.















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