La transformación de Pedro



Por: Esmaragdo Camaz

Cozumel.- Pedro Joaquín Delbois se transformó. Me dio la impresión de un hombre -un ejecutivo-, que finalmente suelta la tensión, se relaja y se encumbra tras alcanzar una primera meta de un proyecto. Y no es para menos. Pedro asumió hace un año el reto de recomponer un gobierno que dio al traste en manos de Perla Tun. El caso Cozumel es digno de análisis. Hay que llevarlo del plano local a uno más global por sus características únicas y por su trascendencia para Quintana Roo. Hay que seguirle la pista a este personaje.

El jueves pasado en su Primer Informe de gobierno Pedro alzó la voz. Literal. Entrevisté a Pedro una ocasión durante su campaña electoral hace un año. Pedro me pareció entonces un hombre mesurado. Cauto. Observador. Escucha. Analítico. De esos personajes que se toman su tiempo para hablar. De esos que piensan dos veces antes de expresar una opinión, una idea, un concepto. Quizá por ello su voz a medio tono. O tal vez porque no le gusta fallar.

Pedro ha citado en diversas ocasiones que su padre, el ex gobernador Pedro Joaquín Coldwell, le advirtió no postularse a la presidencia municipal de Cozumel. El jueves durante su discurso y delante de su padre presente en primera fila, Pedro contó:


“Cuando decidí poder participar en la vida pública y mi deseo de ser presidente municipal mi padre me aconsejó que no lo hiciera. Creo que no le hice caso. Que el trabajo de los ayuntamientos, me dijo entonces, era sumamente difícil y con muy escasos recursos. Me dijo entonces, eres responsable de casi todo lo que le acontece en la vida al ciudadano y con muy pocas herramientas para hacerle frente”. 

Esta anécdota -me parece-, es el consejo lapidario de un personaje reconocido y querido entre los quintanarroenses como uno de los mejores gobernadores que ha tenido el estado. Hay que tener seguridad, pero sobre todo mucho tacto, temple y terquedad, para desafiar a quien con amplio conocimiento de causa, te advierte no ir al matadero.


Me queda claro que Pedro carga a cuestas la pesada imagen de su padre y es evidente que para él fallar no es una opción. También presumo que el hijo tiene el coraje para superar al padre. 

En esa misma anécdota, Pedro da señales de su capacidad analítica, de su don de la ubicuidad y sobre todo, de su sentido de la oportunidad. 

“Sin embargo a mí se presentaba una gran oportunidad para Cozumel, no podía dejarla pasar, tener un gobernador de origen cozumeleño que quiera y esté comprometido con el desarrollo de esta bella isla, por eso hoy a pesar del consejo de mi padre, con el apoyo del gobernador del estado, Carlos Joaquín González, hoy se reactiva la obra pública en Cozumel. Gracias señor gobernador por todo su apoyo al desarrollo de nuestra isla”, dijo Pedro al finalizar el relato del consejo dado por su padre.

Los plausos lo interrumpieron. Pero una vez el silencio, Pedro remató:

“Hay personas que desgraciadamente por caprichos personales no pudieron ver esta oportunidad”.

Esta última frase una evidente referencia a Perla Tun.


Me llamó la atención y me parece digno de destacar, que Pedro se abstuvo de hacer alusiones personales contra Perla Tun. Al inicio de su discurso habló del principal problema que enfrentó al arranque de su administración: La inseguridad. Citó los datos del Secretariado de Seguridad Pública que ubicó entre 2017 y 2018 a Cozumel con un incremento del 300 por ciento en delitos, entre ellos los llamados de “alto impacto”.

“Nunca he culpado de esto a la administración pasada, todos sabemos, todo mexicano sabe que el incremento de la inseguridad ha sido un fenómeno a nivel nacional que desgraciadamente ha afectado al país en las últimas décadas”. 

Esta frase pinta a Pedro como un personaje de altura si consideramos que Perla Tun le dijo “mentiroso” cuando el alcalde le entregó una copia de su Primer Informe. Y minutos más tarde -durante todo el discurso-, Perla Tun estuvo mostrando al público un letrero con la leyenda “#mentiroso”.

Es evidente que Perla Tun tuvo responsabilidad sobre la seguridad pública de Cozumel. Es de todos conocido que mientras se mantuvo como presidenta municipal rechazó sin justificación el apoyo de la Policía Estatal y que diversos mandos y elementos de la Policía Municipal le renunciaron como respuesta a enconos derivados de las decisiones que la alcaldesa tomó en esa materia, lo que derivó a su vez en una grave crisis de inseguridad que azotó a la isla.

Otro pasaje que también es digno de destacar es la forma en que Pedro se refirió al presidente Andrés Manuel López Obrador. Le dijo “nuestro comandante en jefe”, un término de reconocimiento supremo que no le escuché decir a otros presidentes municipales de Quintana Roo, incluidos aquellos de extracción morenista. Me parece evidente la buena relación que el alcalde de Cozumel ha tendido en beneficio de sus gobernados con todos los niveles de gobierno, pese a no ser éstos de su mismo partido político.


“No vengo a administrar los problemas de Cozumel, vengo a hacerles frente”, así definió Pedro su gobierno.

He visitado la isla varias veces este año. El cambio es evidente. La gente me habla de las diferencias entre este gobierno municipal y el anterior. Los policías me dicen cómo la pasaron con Perla Tun. Y los comerciantes comparan los servicios municipales de hace un año con los de ahora. Los cozumeleños han regresado al Carnaval, retomaron la Feria del Cedral y el reloj del parque ya funciona. Estas últimas podrán parecer vanalidades para quienes no conocen la Isla, pero para los cozumeleños es cosa seria.

Los números duros de este primer año de gobierno de Pedro ya han sido citados y analizados en otros textos. Este espacio es más bien una reflexión y una crónica de otro tipo de aspectos -algunos anecdóticos- que nos muestran la transformación de un personaje en su tarea de gobernar.


Pedro habló con fuerza y aplomo durante su Primer Informe de gobierno. Su gesticulación, su lenguaje corporal, cambió respecto a otras ocasiones que lo vi en público. Eso dice mucho del talante de una persona. Se veía más “encanchado” como se dice en el fútbol. Me parece que el jueves Pedro finalmente entró de lleno al círculo de la política.

“Mi más grande anhelo, el día que ya no tenga vida, si Dios me lo permite, es poder ver nuevamente a mis abuelos, ver a Miguelina y a Nassim, darles un beso y que ellos seguramente me harán una pregunta: ¿Qué hiciste por Cozumel’?. Sé que les podré contestar, cumplí con mi deber y dejé un mejor Cozumel”. 

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