AMLO, sin respeto al Ejército



Expediente

Por: Esmaragdo Camaz

López Obrador no tiene respeto por el Ejército Mexicano, ya quedó claro. No respeta a su propio Ejército. Lo humilla. Vistieron al “Chapito” con el uniforme del Ejército Mexicano para protegerlo y ponerlo a salvo. Incluso le pusieron en el brazo la insignia del Plan DN-III, el programa militar de auxilio y ayuda a la población en caso de desastre. Una burla. ¿Cómo no pudo López Obrador detenerse a pensar un momento en lo denigrante que es vestir a un criminal con el uniforme del Ejército Mexicano? Una indumentaria tan sagrada para los militares como la bandera misma ¿Tanto es el desprecio de López Obrador por el Ejército Mexicano? 

El periódico La Jornada difundió la fotografía del “Chapito” vestido con el uniforme militar. De esa forma es como los mexicanos pudimos conocer este pasaje que supera toda ficción. ¿Quién tomó la foto? ¿Cómo llegó esa foto al diario? ¿Habrá sido un militar molesto que filtró la imagen?


¿De quién es el uniforme con el que vistieron al “Chapito”? ¿Es de un militar del Ejército Mexicano en batalla que tuvo que despojarse de su uniforme para dárselo al narcotraficante? ¿O es que en el operativo los militares traían un uniforme extra? ¿De dónde y cómo surgió la idea de vestir al “Chapito” con el uniforme militar del Ejército Mexicano?

No se sabe. Pero sí sabemos que todas las decisiones tomadas ayer por el gabinete de Seguridad fueron consultadas y avaladas por López Obrador, como él mismo lo dijo hoy en la mañanera.

López Obrador denigra al Ejército Mexicano. A los militares mexicanos los usa como soldaditos de plástico. Los quita y los pone a placer. Los mueve. Los cambia. Juega con ellos. López Obrador reconoció que el operativo de ayer en Culiacán era para aprehender al “Chapito”. ¿Entonces por qué después dio la contraorden? Me quiero imaginar la frustración de los soldados que arriesgaron sus vidas para detener al peligroso narcotraficante para después tenerlo que vestir con el uniforme militar oficial para proteger su integridad y regresarlo con los suyos por orden presidencial. ¿Qué dirán de eso las esposas de esos militares que arriesgaron sus vidas para nada? ¿Qué dirán de eso sus hijos, sus familiares?

López Obrador se justifica diciendo que soltó al “Chapito” para evitar muertes. Para evitar una masacre. El presidente cree que no sabemos que un criminal suelto es un permanente productor de muerte y terror. ¿Cuántas muertes más y cuánto terror más va a sembrar este criminal mientras esté libre? O sea, las muertes que López Obrador dice evitar no serán, pues este criminal y su grupo delictivo cobrarán más vidas de otra forma durante su tiempo de productividad delictiva. 


¿Y para los militares mexicanos qué sigue? ¿Qué sigue ahora para el Ejército Mexicano? Semanas atrás las Fuerzas Armadas publicaron un comunicado para advertir el uso de la fuerza en caso de tener que repeler una agresión. Ayer una vez más López Obrador se pasó la advertencia del Ejército por el arco del triunfo. Le valió. El presidente usó al Ejército para proteger a un criminal y con eso le dejó claro a los generales quién es el que manda.

La estrategia de Seguridad basada en la milicia mexicana está dirigida por un civil. Alfonso Durazo mandata a los generales seguir las órdenes que le da el presidente. A final de cuentas, los militares tienen que someterse a los designios de civiles que claramente están tomando decisiones que se contraponen a la instrucción y valores de los militares y marinos de las Fuerzas Armadas de México.


¿Cuánto tiempo más aguantarán los militares antes de volteársele al presidente López Obrador?, es pregunta. La defensa de la Patria es el máximo valor de los militares. ¿Está en riesgo la Patria con un presidente que se pone del lado de los criminales?, también es pregunta. 

En el colectivo mexicano hoy quedó la percepción de que el presidente López Obrador está aliado al narcotráfico. Las redes sociales están llenas de comentarios en ese sentido. Por primera vez en mucho tiempo, el ejército de chairos, pejezombies y bots, no han logrado imponerse sobre el amplio caudal de comentarios y posturas de mexicanos que reprueban la política de Seguridad de AMLO.

“No voy a cambiar”, repitió hoy López Obrador al definir una vez más su estrategia de Seguridad. Queda claro que el presidente no está dispuesto a asumir los costos políticos del combate al crimen organizado. El presidente se ha autodefinido como un hombre terco. El colectivo lo señala como un hombre necio. Testarudo. Ignorante.

En este escenario en que el Ejército Mexicano es humillado constantemente por el presidente, es difícil creer que las buenas relaciones entre los militares y López Obrador se mantengan tersas. Y de ser así, una eventual sublevación del Ejército Mexicano contra la institución presidencial traería consecuencias de pronóstico reservado. López Obrador está jalando la liga al Ejército hasta un punto en que ésta se puede romper. 

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