AMLO en Playa: ¿El presidente morenista feliz, feliz, feliz?


Por: Esmaragdo Camaz

Playa del Carmen.- López Obrador dijo hoy que el pueblo está feliz, feliz, feliz. Pero hoy a él no siempre se le vio feliz. En el Polyforum se escucharon rechiflas. Se escucharon reclamos. Se escucharon incluso algunos ¡fuera, fuera! No toda la inconformidad fue para AMLO. A Laura Beristain también le tocó su parte. El rostro adusto del presidente morenista dice mucho. Se suponía que Solidaridad es un sólido bastión del morenismo. Hoy, quién sabe. La molestia generalizada contra el gobierno municipal de Morena es manifiesta. Hoy se notó. 




La logística del evento de hoy en el Polyforum estaba armada para que López Obrador recorriera una pasarela delimitada por vallas metálicas -para impedir que cualquiera se le acercara- y dejar a su alcance sólo aquellos “simpatizantes” confiables.


Dos elementos de la logística del presidente iban y venían presurosos por la pasarela momentos antes de la aparición de López Obrador. Un hombre y una mujer recorrieron la pasarela varias veces. Parecían querer estar seguros de algo. 



El amplio espacio exterior del Polyforum que sirvió para montar el escenario de AMLO estaba lleno de vallas metálicas. Igual que los eventos de Peña Nieto. Y que los de Calderón. Y los de Fox. Y los de Zedillo. Y los de Carlos Salinas. Y los de Miguel de la Madrid. Y los de José López Portillo. 

Asistí a eventos de todos ellos. Todos iguales. Todos con vallas metálicas. Aún no era reportero en el sexenio de Luis Echeverría, pero como niño -adolescente en transición-, me tocó ir a un evento de ese presidente. En aquel entonces se acostumbraba que las escuelas llevaban a sus alumnos a los actos del presidente. También ahí ví vallas metálicas.


Todos los ex presidentes contaron con el servicio del Estado Mayor Presidencial. AMLO no lo tiene. Pero el procedimiento y la seguridad con la que se condujo hoy es básicamente igual a la forma en que lo hacían los militares asignados a la logística del presidente en turno. Todo presidente de México necesita contar con seguridad, incluido AMLO. La seguridad, la integridad del presidente es indispensable y no hay razón para que López Obrador carezca de ella.

La puerta 1 del Polyforum fue abierta al público. Más adelante, al llegar al espacio donde sería el evento de AMLO, empezaron a aparecer las vallas metálicas y los filtros de seguridad. Sólo ingresaron aquellos que tenían algún tipo de identificación. En un corral adelante a un costado del templete los políticos y funcionarios de alto nivel que tenían el gafete de “invitado especial”. Detrás de ese corral al lado derecho periodistas con gafete de “prensa local”. A esa misma altura pero del lado izquierdo periodistas con gafete de “prensa nacional”. Adelante en la parte de enmedio, sillería designada para un público previamente seleccionado que ya estaba en sus lugares lucho antes de que iniciara el evento. Y de la mitad del aforo para atrás, el “público en general”, conformado por militantes o afiliados a alguna agrupación y/o a algún sector como taxistas, colonos, campesinos, etc, todo de una forma u otra, activistas afines al lopezmorenismo.

Me tomo el tiempo de hacer toda esta descripción sólo para decir que esto que vi hoy es el mismo formato de los ex presidentes mexicanos. Así, con vallas y divisiones eran los eventos de antes. Asistí a muchos de ellos en diversos puntos del país y el de hoy es básicamente igual a los del pasado. Hoy no existe el Estado Mayor Presidencial, pero hay elementos de las corporaciones locales, personal de logística del gobierno federal y otros personajes que controlan el desarrollo de este tipo de eventos.
El presidente López Obrador ingresó en camioneta por la puerta dos junto con vehículos oficiales. Descendió y caminó por un corredor exterior paralelo a cierta distancia del área del evento e ingresó por la pasarela previamente preparada para su recorrido.

Y fue entonces que por momentos no se le vio feliz.



López Obrador entró al lugar acompañado de Laura Beristain y de Carlos Joaquín. Por momentos muy sonriente con la gente que le extendía el brazo para tocarlo y tomarse una selfie, pero por momentos cortante. Seco. ¿Molesto? Algunas de las imágenes que acompañan esta crónica son de llamar la atención.

Los reclamos y la rechifla venían del exterior del recinto, que fue dotado de una gran carpa a manera de techo. Una mega-manta contra Aguakan sostenida por activistas que no pudieron ingresar al lugar, fue el reclamo estelar de la jornada. Quizá fue la queja más sentida. La más significativa porque ya una vez antes, López Obrador se comprometió con los playenses a desterrar a la concesionaria francesa. Pero como ya es común con el presidente, parece que no es capaz de cumplir todo lo que promete. Y al decir “el presidente” no sólo me refiero a López Obrador, sino más bien a la figura presidencial, porque los antecesores de AMLO -los que mencioné antes- tampoco fueron capaces de cumplir todo lo que prometieron.



Otra queja fue la falta de la regulación de la tenencia de la tierra. En el evento López Obrador entregó títulos de propiedad a cinco personas. Esto como un acto simbólico de lo que supone una entrega masiva de estos títulos. Sin embargo en el evento no se habló de cuántos de estos documentos serán entregados. Tampoco cuándo. AMLO dijo que algún día no muy lejano vendrá a Playa del Carmen “para ver que ya todos los habitantes tienen certeza jurídica en sus viviendas”.

“Voy a mandar a Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico de la Presidencia, para que esté aquí al menos dos veces por semana y al procurador agrario que depende de Román Mayer de Sedatu...este es un problema eterno de la regularización de la tierra”, dijo AMLO a los quejosos a manera de respuesta.  

El daño a la ecología también fue un reclamo en el evento de AMLO. Pero más que una respuesta, López Obrador les recetó una vez más que el Tren Maya va. Como todos sabemos, comunidades mayas del sur del país se oponen a este proyecto por considerarlo depredador de la vida natural.  Desde Chiapas hasta Yucatán, poblaciones indígenas están dando batalla legal para impedir lo que consideran una inminente devastación de miles de hectáreas de selva ocupada por una gran diversidad de especies.


En su discurso, AMLO anunció que dotará a las asociaciones de padres de familia de las escuelas con sumas de 150 mil a 500 mil pesos para que hagan mejoras a los colegios. La cantidad dependerá del número de alumnos de cada plantel. Aclaró que el dinero se lo dará sólo a mujeres, porque son más responsables que los hombres.

También habló del avión presidencial. Dijo que a más tardar la próxima semana resolverá los detalles de la rifa. Adelantó que aquel que gane el avión en la rifa no debe preocuparse por dónde lo va a estacionar, ya que para ello podrá usar los aeropuertos del Ejército, lo que hizo la gracia y la chacota entre los presentes, que soltaron la carcajada y le aplaudieron.

Para rematar su intervención, AMLO dijo tener una buena relación con el gobernador Carlos Joaquín, a quien llamó amigo. Y queriendo echarle una flor a Laura Beristaín, sólo la exhibió. Le dijo a los playenses presentes: “tienen a una buena presidenta municipal”, lo que desató la rechifla del respetable y el grito de “fuera, fuera”.



Pero la alcaldesa Laura Beristain no se amilanó. Continuó en su papel de anfitriona feliz aún con el constante acoso de los aguerridos habitantes de “InHouse” a quienes no los dejaron ingresar al recinto y tuvieron que echar el pulmón para dejarse escuchar.

Otras distinguidas morenistas que también se llevaron su raspón fueron las antagónicas Reyna Durán y Marybel Villegas, la primera presidenta de la JUGOCOPO del Congreso local y la segunda senadora de la República. Rechiflas y apelativos como “traidora” fue apenas algo de lo que se escuchó en contra de ellas.

En conclusión, el evento de hoy del presidente López Obrador me pareció una reminiscencia del viejo PRI. Cada vez se parece más. Mismo formato. Mismas promesas. Mismo estilo. Populista. Promete-fácil. No hubieron acarreados en camión. Pero los asistentes no llegaron exáctamente sólos. En la gran mayoría de los casos llegan inducidos por el líder de algún gremio, de algún sector, de alguna colonia. No se repartieron tortas y saborines a discreción. Sólo se repartieron tortas de forma selectiva a miembros de algún grupo. Ésto último empieza a parecerse al surgimiento gradual de lo que en el priismo se llamó los “Sectores del PRI”.

El evento también parece un mitin de campaña. El discurso. El planteamiento. Las promesas. Las arengas. El presidente parece en campaña. Raro.

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