En 1989 en Baja California, el panista Ernesto Ruffo Appel se convirtió en el primer gobernador no priista de México. Tuvieron que pasar 27 años para que esa alternancia llegara al Caribe con un priista arrepentido panrredista, Carlos Joaquín. Los quintanarroenses se ilusionaron con el encanto de la transición, pero muy pronto ese entusiasmo –que llegó incluso hasta los Medios nacionales-, hoy se convirtió en desencanto.
Por: Esmaragdo Camaz